¿Cómo vivir la Pascua?

1. La gran revelación: Jn, 16, 25 – 33
Encontramos este hermoso pasaje en el Evangelio de San Juan, donde Cristo dice:
“Hasta ahora les he hablado usando comparaciones; pero llega la hora en que no recurriré más a comparaciones, sino que les hablaré del Padre claramente. Cuando llegue ese día, ustedes mismos orarán al Padre en mi nombre; y no es necesario que les diga que yo voy a interceder ante el Padre por ustedes, porque el Padre mismo los ama. Y los ama, porque ustedes me han amado y han creído que yo salí de Dios y vine al mundo; ahora dejo el mundo para regresar al Padre”…

Estos versículos constituyen la mejor síntesis de la Cristología presentada por San Juan. “Salí del Padre y vine al mundo; ahora dejo el mundo para regresar al Padre” (Jn, 16, 28). Hasta ahora sus hechos y palabras, su vida y su mensaje eran un enigma sin resolver para sus discípulos. Su fe se debilitará más todavía cuando vean a Jesús camino de la Cruz. Sin embargo, con estas palabras suyas los discípulos comienzan a comprender. La victoria de Jesús sobre el mundo es un acontecimiento decisivo que debe llenar sus vidas de alegría y paz.

2. El Misterio Pascual en el Triduo y en el Tiempo Pascual
A) EL TRIDUO PASCUAL
El Triduo Pascual de Cristo Muerto, Sepultado y Resucitado tiene lugar desde la tarde del Jueves Santo hasta el Domingo de la Pascua.
En la tarde del Jueves Santo, como una introducción a todo el Triduo Pascual, se celebra la MISA DE LA CENA DEL SEÑOR.
EL VIERNES SANTO, primer día del Triduo Pascual, se celebra en las primeras horas de la tarde la Celebración Litúrgica de la Pasión y Muerte del Señor.
EL SÁBADO SANTO, segundo día del Triduo Pascual, con ausencia de toda Celebración Litúrgica, se medita el Misterio de Cristo en el Sepulcro.
EL DOMINGO DE RESURRECCIÓN, tercer día del Triduo Pascual.
LA VIGILIA PASCUAL constituye el centro de todo el año cristiano. La solemnidad pascual está unida desde el principio a la Noche Santa, en la que la Iglesia ‘vela con amor’ (Cirio Pascual), en la escucha de la Palabra de Dios y en la celebración de los Sacramentos de la Iniciación Cristiana: Bautismo, Confirmación y Eucaristía.
Es el momento en el que todos los fieles de Cristo renuevan junto con Él su peregrinar hacia el Padre.
En las Misas del DOMINGO DE RESURRECCIÓN damos gracias a Dios por la maravilla que ha obrado al Resucitar a su Hijo de entre los muertos y abrirnos, mediante ese mismo hecho, las puertas de la Vida.

B) EL TIEMPO PASCUAL
Es imposible en un solo día expresar la alegría de la Resurrección del Señor.
Nuestra Iglesia celebra la solemnidad pascual durante cincuenta días.
La Iglesia guiada por la lectura diaria de los Hechos de los Apóstoles y del Evangelio de San Juan, descubre durante siete semanas todo lo que la Muerte y la Resurrección del Señor han logrado para el mundo, y hace brotar para Dios la alabanza de los redimidos por medio del canto del ALELUYA.
Téngase en cuenta que el Tiempo Pascual es el tiempo propio de la MISTAGOGÍA; pues es el tiempo dedicado por nuestra Iglesia, de manera especial, a conducir, a ayudar, a iniciar en los misterios y en la experiencia mística a los neófitos revestidos y conformados a Cristo por medio de la Iniciación Cristiana (Bautismo, Confirmación y Eucaristía), recibida por ellos durante la noche de la solemne Vigilia Pascual.

D) Definición descriptiva del MISTERIO PASCUAL.
“Cristo salió del Padre y vino al mundo”: es decir, se encarnó en el seno purísimo de María Santísima, creció bajo el cuidado de Señor San José y María, presentó su Palabra y eligió sus seguidores, padeció y murió por nosotros – Sacerdote, Víctima y Altar (al mismo tiempo) -, resucitó al tercer día y, ahora, está a la derecha del Padre.
El término de su Pascua es el Hombre-Dios a la derecha del Padre, recibiendo del Padre todo el amor en su corazón humano y, de ahí, compartiéndolo triunfante a la humanidad entera.

3. Conclusión
Dios es nuestro Dueño, gracias a Él vivimos: nos ha regalado esta vida terrena, quiere que nuestra vida sea insertada en la Historia Salvífica, es decir, que formemos parte de su Misterio Pascual, lo cual vamos logrando por el encuentro con su Hijo a través de su Palabra, los Santos Sacramentos y las obras de misericordia que vamos realizando al cumplir con los deberes, personales – sociales y eclesiales, propios de nuestra vocación. Día a día, tenemos que adentrarnos en la experiencia de los divinos misterios para no quedarnos siempre en la periferia o lejos del AMOR de Dios.
El día que Él lo determine regresaremos a Él. Llenos de fe y esperanza, junto con todos los nuestros, como humildemente se lo pedimos, disfrutaremos de su visión beatífica.
“La gloria de Dios es el hombre que vive; y la gloria del hombre es la visión beatífica” ‘Gloria Dei, vivens homo; gloria autem hominis, visio Dei’ (San Irineo).
¡Será nuestra la Pascua Eterna! AMÉN.

Pbro. Guadalupe Martínez Osornio
Presidente de la Comisión Diocesana para la Liturgia
 

Publicado en el semanario «Diócesis de Querétaro» el 20 de abril de 2014.