CELEBRACIÓN EUCARÍSTICA II DOMINGO DE PASCUA, SANTA IGLESIA CATEDRAL.

Santa Iglesia Catedral, Ciudad Episcopal, Santiago de Querétaro, 8 de Abril de 2018.

La mañana del domingo 08 de Abril de 2018, Mons. Faustino Armendáriz Jiménez, Obispo de la Diócesis de Querétaro, Presidió la Celebración Eucarística en la Santa Iglesia Catedral,  a la que asistieron la Cofradía de la Santísima Virgen del Pueblito,  Concelebraron esta Santa Misa, el Pbro. Rafael Gavidia Arteaga,  M.I Sr. Cango. J. Guadalupe Martínez Osornio y el Diacono José Luis López Gutiérrez.

En su Homilía Mons. Faustino, los invito a ser misioneros de la misericordia en el ambiente en donde estén, y a encontrarse con Jesús como lo hicieron sus discípulos ese Jesús que les da la paz,  esa paz que quitan los miedos, esa paz de Dios, que disipa cualquier temor que obstaculiza nuestro caminar. Además les dijo:

“Muy estimados miembros de la Cofradía de la Santísima Virgen del Pueblito,  hermanos y hermanas todos en el Señor,  después de celebrar la Pascua de Cristo y contemplar  que ha vencido a la muerte, nos maravillamos del  poder de  Dios, aunque la grandeza de Dios impresiona no nos quedamos ahí, sino que nos quedamos con su amor.

Por tal motivo este segundo domingo de pascua,  reconocemos y celebramos la misericordia que Dios  ha tenido con nosotros,  que el Papa San Juan Pablo II,   de feliz memoria en el contexto de la canonización de Sor Faustina Kowalska, determinó que en adelante este II Domingo de Pascua,  se designe como Domingo de la Misericordia Divina,  porque en efecto las lecturas y en general y el Evangelio de un modo muy particular, nos encaminan a la gran misericordia que Dios ha tenido con todos nosotros;  a través de todos los regalos de misericordia a la cual somos destinatario,  a la cual estamos todos invitados a compartir como mensajeros, como misioneros de la Misericordia.

Los discípulos nos narra el Evangelio  se hallaban encerrados,  encerrados por miedo a los judíos, a pesar de que la roca había sido removida del sepulcro la piedra de los temores no había logrado removerse,  del espíritu de los Apóstoles,  cuántas veces el temor nos encierra, el temor a las críticas, a las burlas,  al fracaso, pero ni el demonio, ni el encierro tiene la última palabra y ante la desolación de los suyos  en  nombre del amor,  porque lo primero que hace ante sus discípulos es mostrar su misericordia.

No llega Jesús al lugar donde están reunidos y reunidos por miedo de seguir la suerte del Señor,  no llega llamando la atención, o reprochando el que le hayan abandonado, no llega acusándoles por sus miedos o denunciando su ira,  en aquel  momento crucial de la cruz,  porque Jesús es el rostro de la Misericordia y se comporta de este modo diciendo sus primeras palabras:  “la paz esté con ustedes”, el saludo del resucitado, el saludos de la Misericordia Divina,  es un modo de decir los perdono, es tiempo de superar los temores,  es tiempo de salir, es tiempo de anunciar el mensaje, es el momento de empezar de nuevo;  el saludo,  la confianza y el amor despierta nuevamente en los discípulos la alegría al ver a un maestro tan cercano del resucitado y recibir la luz de Jesús les da alegría.

Por eso después de haber probado en la cruz las consecuencias del pecado y todos sus horrores,  confía en sus discípulos el don,  el don inestimable, su gracia que perdona, a fin de que a fuerza de experimentar su amor estas  tragedias no se vuelvan a repetir,  Jesús les da la paz,  esa paz que quitan los miedos,  esa paz de Dios que disipa cualquier temor  que obstaculiza nuestro caminar y qué hace que nos veamos cada vez más en su misericordia.

Queridos hermanos,  es historia es nuestra historia en relación con Dios,  para hacer la gracia efectiva es preciso ser tocado profundamente por la misericordia del señor; en esa reunión a la que llega Jesús Tomás estaba ausente en la primer visita,  visita que provocó ciertas dudas a pesar del testimonio de los otros diez discípulos y ante esa actitud de Tomas, el Señor vuelve a aparecerse en medio de los apóstoles dirigiéndose a él, y lo invita a tocar las marcas de los clavos en sus  manos,  y de su corazón,  y sobre todo la del  corazón de la cual brotan la misericordia que sana  a la humanidad.

Tomás quiere tocar a  Jesús,  Tomás quiere una nueva relación con Dios,  es cuestión de fe,  ordinariamente en la vida  las cosas que vamos aprendiendo no las explican y creemos en quienes nos las explican,  especialmente en las personas más cercanas como son nuestros papás, la fe es un crees con los ojos cerrados, la fe es adherirnos a otro, en este caso a Jesús,  a Tomás le falta fe sin embargo el Señor le sigue deseando la paz,  para que pueda realmente creer;  Tomas, en este amor misericordioso,  no se limita a una relación egoísta incluso diríamos dependiente de la relación entre Dios y yo,  sino que me debe encaminar al encuentro con mi prójimo.

Al final del Evangelio nos dice: “para que creyendo en el evangelio de la vida,  tengan vida”. Hermano el pecado siempre genera sufrimiento, genera  ira,  lucha y al final muerte,  la misericordia en cambio lleva consuelo, perdón y por ello la misericordia no se limita,  por ello la misericordia no se limita a un don para mí que se convierte en un derecho que tengo para probar,  si no que  puedo compartirlo con el otro,  y que ésta debe sensibilizarnos a las necesidades y miserias humanas.

La misericordia debe ser como esa lanza que traspasa y toca nuestro corazón para convertirnos en misioneros de la misericordia de Dios,  no olvidemos que el sufrimiento del otro constituye un recordatorio para la conversión, ya que la necesidad de mi hermano me recuerda la fragilidad  mía,  la misericordia de Dios ha inspirado a tantos grupos especialmente a este hermoso grupo de misioneros de la Misericordia,  que recorren la geografía de sus comunidades,  que van de casa por casa hablado del amor de Dios que tantos frutos y  tanto bien han hecho,  porque un corazón misericordioso, nos ha recordado el Papa Francisco no significa tener un corazón débil, sino todo lo contrario, un corazón fuerte firme cerrado al demonio y al tentador,  pero abierto permanente a Dios totalmente.

La paz sea con ustedes y compartió  su  Espíritu Santo,  ese Espíritu Santo que se da a todos,  pero al mismo tiempo ese Espíritu Santo que quiere que todos nosotros lo pidamos diariamente sabiendo que Jesús está dispuesto a ofrécenoslo en forma de paz  en nuestro corazón, por eso contemplamos la misericordia  para experimentar este amor y comprometido con las necesidades humanas como misioneros de la Misericordia, los invito a que en la fuerza de la misericordia tengamos un rostro más humano en la familia, en  nuestra sociedad, en nuestra iglesia,  y en nuestro mundo; que el Señor nos animé,  el Señor nos sostenga,  el Señor los bendiga en estos caminos de compartir el amor y la misericordia a los demás,  que la Santísima Virgen María nos siga alentando para que en hombre de su hijo Jesucristo,  continuemos poniendo nuestro grano de arena en este mundo que tanto necesita del amor y de la misericordia de Dios. Que así sea. 

 Al terminar la celebración Mons. les dio la bendición y agradeció su presencia en la celebración Eucarística.