CELEBRACIÓN EUCARÍSTICA EN LA CXIII ASAMBLEA PLENARIA DE LOS OBISPOS MEXICANOS EN EL ÚLTIMO DÍA DE ACTIVIDADES.

𝐂𝐞𝐥𝐞𝐛𝐫𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐄𝐮𝐜𝐚𝐫𝐢́𝐬𝐭𝐢𝐜𝐚, 𝐞𝐧 𝐥𝐚 𝐂𝐗𝐈𝐈𝐈 𝐀𝐬𝐚𝐦𝐛𝐥𝐞𝐚 𝐏𝐥𝐞𝐧𝐚𝐫𝐢𝐚 𝐝𝐞 𝐥𝐨𝐬 𝐎𝐛𝐢𝐬𝐩𝐨𝐬 𝐞𝐧 𝐞𝐥 𝐮́𝐥𝐭𝐢𝐦𝐨 𝐝𝐢́𝐚 𝐝𝐞 𝐚𝐜𝐭𝐢𝐯𝐢𝐝𝐚𝐝𝐞𝐬.
Celebramos esta Eucaristía conclusiva, donde hemos intentado mirar a las personas que viven con nosotros, que viven en pobreza, que viven en la violencia, que viven en la escasez de salud.
También hemos tenido la oportunidad de mirar muy alto, de mirar a Cristo en esta realidad, ver a Cristo en nuestras hermanas y hermanos.
Hoy celebramos a San Martín Caballero que la gente lo quiere mucho por su generosidad y es lo que tenemos que aprender de él. Es impresionante como San Martín se encontró con el Señor por eso solo se conoce a Dios cuando se ama. El compartió su capa con un Hombre moribundo para darle la posibilidad de sobrevivir y en ese momento se le revelo Cristo mismo en ese hombre. Parecido a Santa Rosa de Lima que vio a un hombre herido y tuvo el impulso de apartarse porque de su herida le brotaba la pus y se acercó y le beso la herida y miro a Cristo en el enfermo.
San Martin Caballero nos enseña que con la generosidad podemos ver a Cristo.
En el Evangelio se nos presenta una parabólica “Dónde hay un cadáver se juntan los buitres” todos conocemos está expresión y sabemos que cuando hay buitres cuando hay zopilotes hay un cadáver. Hay una atracción entre el cadáver con los zopilotes con los buitres, como un imán.
¿Qué nos quiso decir el Señor con este dicho parabólico? Que se presencia es atractiva, es como un imán, como el apetito del animal de carroña, San Juan nos lo presenta de una manera más atractiva “Cuando sea levantado atraeré a todos hacia mi” por eso nos toca a nosotros hacer atractivo el misterio de Cristo. También nos lo dijo el Papa Benedicto XVI la Evangelización tiene que ser por atracción no por proselitismo, esa es nuestra responsabilidad, mostrar la belleza del amor, la belleza de la entrega en la Cruz, ese es el Kerigma, que Cristo sea conocido, presentarlo como un imán, el del amor y el de la entrega.
Este dicho nos habla de la visibilidad de Cristo, la única manera de hacerlo visible es con la caridad y la generosidad. Los discípulos de Cristo tenemos que vivir la generosidad y la caridad para hacerle visible para que otros se animen, para que otros encuentren a Cristo en la caridad.
Por eso también San Juan nos dice que el peor enemigo de Cristo es quien niega que Jesucristo vino en la carne, que quiso habitar entre nosotros, que quiso hacerse visible, que quiso ser tocado, ser visto, oído. San Juan mismo lo dice: lo que nuestras manos han tocado, lo que hemos visto y oído eso les anunciamos.
Eso se nos dice en el Concilio Vaticano II, la visibilidad de Cristo en la Lumen Gentium sobre la Iglesia que es como un Sacramento, como una posibilidad de que sea visto el Señor, que hombres y mujeres puedan encontrarlo y verlo, sentirlo, oírlo.
Es nuestra responsabilidad que este dicho parabólico se haga realidad, tenemos la responsabilidad de que el amor de Cristo sea atractivo.
En estos tiempos de Guerra, de prisa tenemos el peligro de atropellarnos por eso Jesús nos dice el que quiera ganar su vida la perderá y el que la pierda la ganara, tenemos que saber dar el paso al pueblo de Dios para que ellos se encuentren con el Señor.
Hay un pueblo que tiene hambre, que sufre la violencia, la guerra, el único remedio es mostrarle a Cristo en la caridad y en la generosidad.
Tenemos la fuerza de su amor, que esto nos anime, que esto nos de esperanza.