XXVII JORNADA MUNDIAL DEL ENFERMO.

Basílica de Nuestra Señora de los Dolores de Soriano, Colón, Qro., domingo 10 de febrero de 2019.

En el marco de la celebración de la  Fiesta de Nuestra Señora de Lourdes, Mons. Faustino Armendáriz Jiménez, Obispo de Querétaro  presidió la Solemne Eucaristía,  con motivo de la  celebración de la XXVII Jornada Mundial del Enfermo, en la Basílica de Nuestra Señora de los Dolores de Soriano, Patrona Diocesana, en el Año Jubilar Mariano, ubicada en Soriano, Colón, Qro.,  el día 10 de febrero; donde participaron de esta celebración hermanos enfermos de las diferentes parroquias que conforman la  Diócesis, quienes tuvieron la Gracia de recibir los  sacramentos de la Unción de los Enfermos, La Reconciliación y La Sagrada Eucaristía, mismos que estuvieron acompañados de sus familiares y asistidos por un gran número de Agentes de Pastoral de la Salud, Pastoral Social, así como de los MEC.

La Santa Misa fue concelebrada por el Rector de La Basílica Pbro. Fidencio  Guadalupe Servín León,  por el Coordinador de la Dimensión Diocesana de la Pastoral de la Salud, Pbro. Gabriel Álvarez Hernández, Pbro. Eusebius Lebe Herín, Pbro. José Luis López Gutiérrez y algunos otros, sacerdotes del clero diocesano. Al inicio de la celebración: Mons. Faustino, les compitió diciendo: “Hermanos en esta Santa Misa nos unimos a  la Iglesia universal, al celebrar la Jornada Mundial del Enfermo, día mariano, día de nuestra Señora de Lourdes, de manera especial. Desde hoy le pedimos a Dios por la salud de todos nuestros enfermos por intercesión de nuestra madre la Santísima la Virgen María, en su Año Jubilar, en este Año Jubilar Mariano, que nuestras peregrinaciones permanentes sean a este santuario, que nuestra confianza sea siempre puesta en Dios, por intercesión de la Santísima Virgen María, que nuestra patrona diocesana sea quien nos custodie y también quien nos arrope con su ternura de una manera muy especial en este año y hoy pidiendo especialmente por nuestros enfermos, los aquí presentes y los que están en nuestros hogares”.

En el momento de la Homilía Mons. les dijo: “Hoy queridos hermanos, hace unos días el día 04, inauguramos en esta Santa Basílica, el Año Jubilar Mariano; donde María de manera especial  nos bendice a lo largo de él, dándonos las bendiciones y el amor de su hijo Jesucristo por su intercesión. Nuestra Patrona Diocesana, Nuestra Señora de los Dolores de Soriano, recibe un  merecido homenaje con este Año Jubilar Mariano, porque desde 1714 que fue traída desde Maconi a este lugar, ha sido una bendición para nuestro pueblo queretano y nuestra Diócesis y hoy, seguramente ella sonríe en su corazón al mirar a nuestros hermanos enfermos en su cuerpo, pero al mirar también a cada uno de nosotros que nos reconocemos enfermos en nuestra alma y que reconocemos que necesitamos de su sanación;  y eso lo miramos en las permanentes y largas filas para la confesión en nuestra Basílica de  manera permanente y María se sonríe porque nos mira con la ternura propia de una Madre a sus hijos, que necesitan de la salud en su corazón y en su vida, y ella está dispuesta siempre a interceder por nosotros ante su hijo Jesucristo.

¡Qué hijo no existe que quiera complacer a su mamá!, y así es Cristo Jesús, por eso hermanos tengamos la seguridad de que lo que pongamos bajo la intercesión el Señor dará una respuesta a lo que nosotros le pedimos, hoy de manera especial pedimos por nuestros hermanos enfermos.

Para ser sanado por Jesús debemos reconocernos enfermos, como se reconoció  Isaías “Yo soy un hombre de labios impuros”, como se reconoció San Pablo “Yo he sido perseguidor de los cristianos y no merezco más que ser el último de los apóstoles”, como se reconoció Pedro al mirar los prodigios de su maestro, de Jesús.

Hoy hermanos, nos reconocemos nosotros pecadores, pero también nos da la confianza la actitud del Señor, cuando en el Evangelio mirando la fatiga, la necesidad, las barcas vacías de sus apóstoles les dice “tengan fe en mí, vuelvan y naveguen mar adentro” ¿qué significa esto? -Esto significa una petición por parte de Dios, ¡tengan fe en mí!, en sus fatigas y necesidades, ¡tengan fe en mí!, cuando sientan su corazón vacío, su hogar vacío, su familia vacía,  ¡tengan fe en mí!, cuando sientan su comunidad llena de conflictos y situaciones que no son de Dios, ¡tengan fe en mí y vuelvan a empezar, regresen al mar!, el mar, en la Biblia es un lugar de peligros pero es un lugar también de abundancia, es un lugar donde se puede recoger el sustento de todos los días, ¡vuelvan al mar!, a pesar de los miedos; es decir, éntrenle con fe a la vida diaria, sabiendo que yo estoy con ustedes.  Jesús se sube a la barca y camina con ellos, Jesús está allí en el corazón de cada uno de ellos,  motivándolos a seguir adelante. ¿Cuál tendría que ser nuestra respuesta? -La misma de los apóstoles, la misma de Pedro cuando dice: Señor yo soy pescador y sé que no hay peces, tu eres carpintero y dedícate a tus muebles, sin embargo, porqué tú lo dices, por tu Palabra, yo echare de nuevo las redes.

Hermanos, que nunca nos sintamos como alguien que no tiene remedio, que a nadie juzguemos nosotros como alguien que no tiene remedio, porque para Dios si lo tiene, que María siga siendo nuestra intercesora, porque ella como buena madre sabe que tenemos remedio, en el nombre de Jesús nosotros hagamos lo que tenemos que hacer, en el nombre de Dios, nosotros recorramos el camino de la vida hasta donde Dios quiera, ese camino puede terminar mañana, en un año o en más años, pero hasta donde Dios quiera, y que como  María le digamos siempre,  sí  a Dios, haciendo su voluntad.

Hoy invito a cada uno de los enfermos que va a ser ungidos, después de haberse reconciliado, de haberse confesado;  hoy con un alma limpia vienen a recibir este signo del amor de Dios, que es para que se curen, que es para sanar, que es para que nosotros estemos más dispuestos a aceptar la voluntad de Dios. Que María Santísima Nuestra Madre, interceda por cada uno de nuestros enfermos y por cada uno de nosotros que seguramente algo tenemos de enfermos o mucho  tenemos de enfermos y que ella siga siendo el referente de toda nuestra Diócesis de Querétaro, para que de manera especial este Año Jubilar, recorramos en peregrinaciones de las muchísimas que va a haber a visitarla, si no puedes caminar vente en coche, si puedes caminar recorre un camino significativo, si puedes recorrer largas distancias, ¡únete a las peregrinaciones!, que sin duda tendremos a lo largo del año, pero lo más importante es que correspondamos a los muchos beneficios y bendiciones que ella con su intercesión ha hecho a esta querida Diócesis de Querétaro.

Dios siga bendiciéndolos y que cada uno de nosotros, estemos dispuestos a seguir siendo misioneros como ella,  ella trae la imagen de Jesús y tú como misionero y misionera lo llevas a los demás en la misión permanente,  que  continuaremos impulsándola desde tus parroquias, desde tu comunidad, ella siga siendo nuestro auxilio y ella que sabe de dolores, Nuestra Señora de los Dolores de Soriano, nos entiende y sabe en este momento que es lo que tú necesitas para curar tu dolor interior, tu dolor físico. Que así sea».

Al terminar Mons. Faustino les dio la bendición y los encomendó a Nuestra Señora de los Dolores de Soriano, para que ella que sabe de dolores los presente a su hijo.