4to. DÍA DE NOVENARIO DE PREPARACIÓN A LA FIESTA LITÚRGICA DE NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES DE SORIANO.

𝐍𝗼𝘃𝗲𝗻𝗮 𝗲𝗻 𝗽𝗿𝗲𝗽𝗮𝗿𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝗮 𝗹𝗮 𝗙𝗶𝗲𝘀𝘁𝗮 𝗟𝗶𝘁𝘂́𝗿𝗴𝗶𝗰𝗮 𝗱𝗲 𝗡𝘂𝗲𝘀𝘁𝗿𝗮 𝗦𝗲𝗻̃𝗼𝗿𝗮 𝗱𝗲 𝗹𝗼𝘀 𝗗𝗼𝗹𝗼𝗿𝗲𝘀 𝗱𝗲 𝗦𝗼𝗿𝗶𝗮𝗻𝗼. 𝟰𝘁𝗼. 𝗗𝗶́𝗮

𝑉. ¡Ave María Purísima!
𝑅. Sin pecado concebido.
𝗦𝗘𝗡̃𝗔𝗟 𝗗𝗘 𝗟𝗔 𝗖𝗥𝗨𝗭.
PERSIGNARSE: Por la Señal + de la Santa Cruz, de nuestros + enemigos, líbranos + Señor Dios Nuestro.
SANTIGUARSE: En el nombre del Padre, + y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
𝗔𝗖𝗧𝗢 𝗗𝗘 𝗖𝗢𝗡𝗧𝗥𝗜𝗖𝗜𝗢́𝗡.
Señor mío, Jesucristo, Dios y hombre verdadero. Creador y Redentor mío, por ser tú quien eres, y porque te amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberte ofendido. Quiero y propongo firmemente confesarme a su tiempo. Ofrezco mi vida, obras y trabajos en satisfacción de mis pecados. Y confío en tu bondad y misericordia infinita que me los perdonarás y me darás la gracia para no volverte a ofender. Amén.
𝗢𝗥𝗔𝗖𝗜𝗢́𝗡 𝗜𝗡𝗜𝗖𝗜𝗔𝗟.
Amorosísima Madre Dolorosa, Tú has escogido esta Imagen y este Templo y Misión de Soriano, para conservar la fe de los que ocurrimos a este lugar a venerarte. Aquí ante esta tu Imagen de Soriano, nos recuerdas los Dolores que sufriste al pie de la Cruz por nuestras almas, y nos mueves a penitencia y confesión de nuestras culpas, para que podamos volver a nuestras tierras y familias con limpios corazones, y llenos de la Paz de Dios. Así te acuerdas de tus misericordias, y logras que el sacrificio de Jesús tu Hijo nos aproveche, y te muestras Madre, cual Jesús te constituyó en el monte Calvario al decirte: “ve ahí a tu Hijo.” Pues, Oh Madre, mueve mi espíritu a dolor de mis muchos pecados, y con tu poder cambia mi corazón. Y con la confianza de que así lo haces ya conmigo, me vuelvo a mi Dios, mi Dueño y mi Redentor, diciéndole: Me pesa de haber pecado; me pesa por ser Dios mi Padre, y tan bueno; y me pesa porque con mis culpas he sido causa de los Dolores de Jesús y de María. No volveré más a pecar. Así sea.
𝗠𝗘𝗗𝗜𝗧𝗔𝗖𝗜𝗢́𝗡.
SEGUNDO DOLOR
«La huida a Egipto»
Nos narra San Mateo 2, 1-23:
Después que los Magos se retiraron, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: “Levántate, toma contigo al niño y a su madre y huye a Egipto; y estate allí hasta que yo te diga. Por que Herodes va a buscar al niño para matarle.” Él se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se retiró a Egipto; y estuvo allí hasta la muerte de Herodes…
Entonces Herodes, al ver que había sido burlado por los magos, se enfureció terriblemente y envió matar a todos lo niños de Belén y de toda su comarca, de dos años para abajo…
La quietud y el reposo no se han hecho para Jesús y María, y no importa que Jesús sea el Príncipe de La Paz, pues lo es de una paz, que el mundo no da, ni entiende.
Apenas han regresado los Magos al Oriente, cuando, a media noche, un ángel del Señor apareció en sueños a José, custodio terrenal de los mas preciados tesoros del cielo, y le ordena levantarse, tomar el niño y a su madre y huir con ellos a Egipto, por que Herodes iba a buscar al Niño para matarlo.
Como muchos refugiados del siglo XXI, María escucha de los labios de José la noticia de que es necesario el atravesar el inhóspito desierto del Sinaí para salvar la vida del NiñoJesús. Sin conocer a nadie en el pagano Egipto emprenden la huida bajo las sombras de la noche; huida llena de afanes y peligros. No menos doloroso es para José causar a María este nuevo pesar, que lo era para ella recibirlo de él, su amado esposo.
María tiene que padecer física y moralmente la violencia contra Jesús: para ella el más duro recibir un dolor, no tanto de De Dios, como de la humana perversidad de Herodes. Esto fue lo más aflictivo de este segundo dolor para le corazón inmaculado de María ¿Por qué cuando Jesús ni siquiera puede andar, los hombres lo obligan a correr fugitivo? En Herodes estaban representados todos los hombres que en el futuro se apretarían desdeñosamente de Jesús y evitarían su trato.

En la huida a Egipto María santísima ve al Creador huyendo de sus criaturas y, lo más terrible a su criatura huyendo de su Creador.
Además, el tiempo que duró es destierro en Egipto, pesaban sobre Nuestra Señora, los padecimiento de su amado esposo José pues ella lo arrastraba consigo al torrente de sus penas para que ahí luchase a su lado siendo consciente de que al alma de José sería también golpeado y herida. Todo esto, sabiendo nosotros que el amor conyugal como llama que no extingue, entre José y María ha sido el más puro, verdadero y vivo que ha existido en el mundo.
¡Ruega por nosotros, Dolorosa madre! Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.
(Hagamos un momento de meditación, y luego la petición)
𝗥𝗲𝘇𝗮𝗿 𝗲𝗹 𝗔𝘃𝗲 𝗠𝗮𝗿𝗶́𝗮 𝘁𝗿𝗲𝘀 𝘃𝗲𝗰𝗲𝘀.
𝑉. Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre, Jesús.
𝑅. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros los pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
𝗢𝗥𝗔𝗖𝗜𝗢́𝗡 𝗙𝗜𝗡𝗔𝗟.
Oh, santa Madre de Dios, al sumergirme en el océano de tus dolores y contemplar lo que has padecido junto a tu hijo por mi salvación y la salvación de mundo entero, el arrepentimiento de mis pecados invade mi corazón y surge, en mí, un firme propósito de enmienda y cambio de vida. Además, tengo la plena confianza de que Tú acoges, en tu corazón inmaculado y dolorido, mi humilde suplica que ahora te presento (hago mi petición por la que estoy haciendo esta novena) … Oh dolorosa Madre, entrégala a tu divino Hijo, Nuestro Señor Jesucristo; y así, asociándome contigo a su pasión, pueda yo merecer participar de su gloriosa resurrección, Amén.
¡Ruega por nosotros, Virgen Dolorosa!
Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
𝗦𝗘𝗡̃𝗔𝗟 𝗗𝗘 𝗟𝗔 𝗖𝗥𝗨𝗭.
PERSIGNARSE: Por la Señal + de la Santa Cruz, de nuestros + enemigos, líbranos + Señor Dios Nuestro.
SANTIGUARSE: En el nombre del Padre, + y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
𝑉. ¡Ave María Purísima!
𝑅.. Sin pecado concebido.
𝗖𝗔𝗡𝗧𝗢 𝗙𝗜𝗡𝗔𝗟
Ruega por nosotros Dolorosa Madre.
*Ruega por nosotros,
Dolorosa Madre,
para que tu Hijo
no nos desampare.
Salve mar de penas,
Salve triste Madre,
Salve Reina hermosa,
llena de piedades.
*Ruega por nosotros, etc.
De tus ojos penden
las felicidades,
míranos Señora,
no nos desampares.
*Ruega por nosotros, etc.