SANTA MISA, VII DOMINGO ORDINARIO. Santa Iglesia Catedral.

 

Santa Iglesia Catedral, Madero y Ocampo,  Col. Centro, Santiago de Qro. 19 de Febrero de 2017

Los integrantes de “Los Talleres de Oración y Vida” la mañana del día 19 de Febrero de 2017, asistieron a  la Santa Iglesia Catedral, ubicada en las calles de Madero y Ocampo, en la col. Centro, Santiago de Qro. Para participar de la celebración Eucarística,  presidida por Mons. Faustino Armendáriz Jiménez. En su homilía expresó:

La perfección no es el horizonte del creyente, como lo pensaban los fariseos, sino  que es la bondad, ya que Dios es esencialmente bueno y así debería ser quien desee imitarlo. A imagen de Dios cada uno hemos de ser buenos, justos y no poner barreras al amor. Coloquialmente decimos, “obras son amores y no buenas razones”, por ello, un servicio humilde al necesitado encierra, casi siempre, mas amor que muchas palabras efusivas. Amar al prójimo es hacerle bien, pero significa también aceptarlo, respetarlo, descubrir lo que hay en el de amable, hacerle sentir nuestra acogida y amor. Jesús insiste en desplegar esta cordialidad no solo ante el amigo o la persona agradable, sino incluso ante quien nos rechaza. Este es el estilo de Jesús e inicia con la bondad hacia todos sin excepción. Este es el gran reto para el cristiano que se toma en serio el evangelio”...hasta aquí las palabras de nuestro Pastor diocesano.

Por otra parte, los «Talleres de Oración y Vida» (TOV) son un servicio dentro de la Iglesia. Pero no un servicio universal, para todo. Al contrario, tienen sus alcances y límites. Por ejemplo, los TOV no se dedican a la formación integral de los fieles mediante documentos de la Iglesia, a un adoctrinamiento sistemático, formación teológica, catequesis…

Fundamentalmente los TOV entregan a los fieles un método práctico para aprender a orar; y orar de una manera ordenada, variada y progresiva: desde los primeros pasos hasta las profundidades de la contemplación.

Este aprendizaje, sin embargo, no es teórico como en un curso sino práctico como en un taller.

En un taller se aprende trabajando y se trabaja aprendiendo. En nuestro caso los verbos aprender y trabajar se refieren a la actividad orante: orando se aprende a orar. Tiene, pues, el Taller de Oración una connotación eminentemente experimental y práctica.

Orar no consiste en una reflexión intelectual, sino en un elevar a Dios la mente -atención y emoción- y así entrar en una comunicación afectiva con un Tú. Es, pues, una actividad vital, y las cosas de la vida se aprenden viviéndolas, practicándolas.

Los Talleres de Oración y Vida, te enseñan a relacionarte con Dios, como de un amigo a otro.  Desde hace años, al recorrer numerosos países, había ido yo constatando un hecho: entre nosotros, en general, no se enseña a orar.

Hay mucha reflexión en los grupos eclesiales, es verdad, así como un copioso estudio sobre la Palabra en los círculos bíblicos y en las diversas comunidades cristianas.

Pero aún en estos casos no se enseña a orar, al menos de una manera metódica, ordenada y progresiva. Y mientras tanto, el pueblo se muere de hambre de Dios. Los cristianos comprometidos se quejan diciendo: nos dan abundante doctrina y técnicas pastorales, pero nos falta pasión y vida. Cuántas veces hemos oído decir: los sacramentos «me dicen poco», no sacian mis «ganas» de Dios.

Una cosa es la palabra Dios y otra es Dios mismo.

Una cosa es la palabra amor y otra cosa es el amor. En nuestra mente tenemos la idea de que el fuego quema, pero otra cosa es meter la mano en el fuego y tener la experiencia de que el fuego quema. Sabemos que el agua sacia la sed, pero otra cosa es tomar un vaso de agua fresca en una tarde de verano y tener la experiencia de que el agua apaga la sed.

Sabemos que tal sinfonía es sublime, pero otra cosa es estremecerse al escucharla. Sabemos que Dios es amor, pero otra cosa es conmoverse hasta las lágrimas ante la proximidad infinitamente amorosa de mi Padre.

Dios no es un conjunto de palabras hilvanadas con una lógica interna; no es una abstracción mental o una teoría. Dios es una persona y a una persona se la conoce tratándola; y sólo este trato personal confiere aquel conocimiento experimental «que supera todo conocimiento». Si no nos echamos de cabeza en el mar de Dios, nunca sabremos quién es Dios.

Desde hacía muchos años yo venía sintiendo que algo debía hacerse en este sentido: en el sentido de tomar de la mano al pueblo creyente y guiarlo hacia el trato personal con el Señor a fin de transformar a cada cristiano en amigo y discípulo del Señor. Y, como nadando se aprende a nadar, lo importante era echarse al agua; así lo hicimos

Ignacio Larrañaga, sacerdote franciscano, capuchino originario del País Vasco, es su fundador,   ha desarrollado una amplia labor animadora y evangelizadora durante 25 años en América Latina, Norteamérica y Europa.

Los Encuentros de Experiencia de Dios, que se iniciaron en el Brasil en 1974, y los Talleres de Oración y Vida, que datan de 1984, transmiten de manera pedagógica su mensaje y se han convocado a lo largo de los años a decenas de miles de personas.

El Padre Larrañaga es asimismo autor de catorce libros que han alcanzado numerosas ediciones y han sido traducidos a 10 idiomas

Si quieres conocer más sobre los Talleres de Oración y Vida, y saber en dónde se imparten, consulta la página Web www.tovpil.org

Por: Ignacio Larrañaga | Fuente: Catholic.net