S.S. FRANCISCO, ENCUENTRA EN LA FERIA DE ROMA A CARDIÓLOGOS. Provenientes de todo el mundo.

“La ciencia no basta para comprender el misterio que contiene cada persona”

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El Papa Francisco encuentra en la Feria de Roma a los cardiólogos provenientes de todo el mundo: “Si se observa al hombre en su totalidad se puede tener una mirada de particular intensidad sobre los más pobres, los más necesitados y marginados”

35,000 especialistas provenientes de 144 países participan en la conferencia de Roma

31/08/2016
ANDREA TORNIELLI
ROMA
Solo las ciencias, naturales y físicas, no bastan para comprender el misterio que cada persona contiene en sí misma. Si se observa al hombre en su totalidad se puede tener una mirada de particular intensidad sobre los más pobres, los más necesitados y marginados para que también a ellos llegue vuestra cura, como también la asistencia y la atención de las estructuras sanitarias públicas y privadas”. Lo ha dicho el Papa durante el discurso que ha dirigido esta mañana del 31 de agosto 2016 a los cardiólogos de todo el mundo. Francisco, tras la audiencia en la plaza de San Pedro, se ha dirigido a la Feria de Roma y ha encontrado a los participantes en el congreso anual organizado por la Sociedad Europea de Cardiología, en el cual han participado en estos días 35.000 especialistas de 140 países.

“Vosotros os ocupáis de la cura del corazón –ha dicho Francisco–. ¡Cuánta simbología se esconde esta palabra y cuántas expectativas encuentran respuesta en este órgano humano! A través de vuestras manos pasa el centro pulsante del cuerpo humano, por lo tanto ¡vuestra responsabiliadad es grande! Estoy seguro que encontrándome frente a este libro de la vida, que tiene todavía tantas páginas por descubrir, vosotros os acercais con inquietud y sensación de miedo”.

Francisco ha recordado como la Iglesia “ha afirmado siempre la importancia de la investigación científica para la vida y la salud de las personas”. “La naturaleza en toda su complejidad, y también la mente humana, son criaturas de Dios –ha dicho Bergoglio–. El estudioso puede y debe investigarlas, sabiendo que el desarrollo de las ciencias filosóficas y empíricas y de las competencias prácticas que sirven a los más débiles y enfermos es un servicio importante que se inscribe en el proyecto divino. La apertura a la gracia de Dios, a través de la fe, no hiere la mente, al contrario, la empuja a una conciencia de la vida, más amplia y útil para la humanidad”.
Sabemos, sin embargo –ha reconocido Francisco– que tampoco el científico en su descubrimiento es neutral.

Él tiene su historia, su modo de ser y de pensar. Cada uno tiene la necesidad de tener una especie de purificación que, mientras aleja las toxinas que envenenan la razón en su investigación de verdad y de certezas, induce a mirar con mayor intensidad la esencia de las cosas. No podemos negar, de hecho, que la conciencia, también la más precisa y científica, necesita avanzar haciendo preguntas y encontrando respuestas sobre el origen, el sentido y la finalidad de la realidad, el hombre incluido”.

Después de recordar que la ciencia, por si sola, no es suficiente “para comprender el misterio que cada persona contiene en sí misma” e invitar a mirar, ha continuado: “Con vuestra preciosa actividad vosotros contribuís a curar el cuerpo enfermo y, al mismo tiempo, tenéis la posibilidad de verificar que existen leyes en la misma naturaleza que ninguno puede manosear sino solo “descubrir, usar y ordenar” para que la vida corresponda cada vez más a las intenciones del Creador. Por esto es importante que el hombre de ciencia, mientras se mide con el gran misterio de la existencia humana, no se deje vencer por las tenciones de sofocar la verdad”.

Finalmente el Papa ha pedido “al Señor que bendiga la investigación y la cura médica en modo que todos puedan llegar al alivio del dolor, una mayor cualidad de la vida y una mayor esperanza”.