MISA EXEQUIAL DEL REV. P. VÍCTOR FERRO MOYA

Templo parroquial de la Parroquia de San José, San José Iturbide, Gto., martes 01 de mayo de 2018.

Año Nacional de la Juventud.

Se llevo a cabo  la Misa Exequial del Rev. P. Víctor Ferro Moya, en el Templo parroquial de la Parroquia de San José, San José Iturbide, Gto., el día martes 01 de mayo de 2018. Año Nacional de la Juventud, la Celebración fue presidida por Mons. Faustino Armendáriz Jiménez Obispo de Querétaro, en su homilía expresó:

«Hermanos y hermanas todos en el Señor: En el evangelio acabamos de escuchar estas palabras de Cristo: “La paz les dejo, mi paz les doy” (Jn 14, 27). Estas palabras del Señor, justamente antes de padecer, iluminan nuestra fe y sostienen nuestra esperanza, en este momento triste y solemne que estamos viviendo, mientras, reunidos en torno al altar, nos disponemos a despedir con sentimientos de afecto y viva gratitud a nuestro hermano el Rev. P. Víctor Ferro Moya, quien tras un lago ministerio sacerdotal y tras unos días de enfermedad, el día sábado ha sido llamado al casa del Padre.

“La paz les dejo, mi paz les doy” (Jn 14, 27). Quieren ser palabras que grabemos este día en el corazón, sobre todo cuando nos damos cuenta que, es el mismo Jesús quien, ante la duda y la desesperanza, nos anima y nos consuela; seguramente estas palabras muchas veces estuvieron en la boca y en el corazón del padre Víctor. Y con ellas y mediante ellas, desde aquel 14 de junio de 1970, cuando por manos del Excmo. Sr. D. Alfonso Toriz Cobián, recibió la Sagrada ordenación sacerdotal, animó, consoló y alentó a muchos a no perder la fe, a vivir la vida cristiana y a esperar en Dios.

Pero ¿qué significan en realidad? ¿qué es lo que Jesús quiere decirnos? Jesús no quiere que no turbemos con su partida, pues nos deja su paz. La paz, entre los judíos, abarca todos los bienes y es sinónimo de felicidad. La paz verdadera era una promesa mesiánica (Ez 37, 26; Is 9, 6). No es la paz que nos anuncia y da como la da el mundo. Esta paz es externa, alejada de molestias. La de Cristo es paz íntima, inconturbable en el fondo del alma, pero compatible con persecuciones por él. Ni sería improbable que esta paz a que alude se refiera a la triple venida de que acaba de hablarnos: el gran don trinitario en ellos.

El motivo del consuelo debe prevalecer sobre el temor y la inquietud: Jesús es la paz. Por eso añade una exhortación a la alegría. Aunque estén tristes por su alejamiento y el temor de quedarse solos, la separación de los discípulos respecto a Jesús es el paso hacia un bien mejor. Jesús va al Padre porque el padre es mayor que él, es la plenitud de su gloria. Jesús, no sólo pretende sostener la fe de los suyos, en el momento de la pasión, sino que quiere mostrar que los hechos que van a tener lugar forman parte del proyecto de Dios. en consecuencia los que somos de él, no debemos desanimarnos. La fe será la fuerza y el único consuelo.

Queridos hermanos y hermanas todos, en esta circunstancia triste y dolorosa por la partida de este mundo al Padre, de nuestro hermano el Padre Víctor, el Señor Jesús nos anima y nos alienta con aquellas mismas palabras “No se turbe vuestro corazón”. Al vernos preocupados, tristes y afligíos, por la muerte del Padre Víctor a quien en vida representó en esta tierra como sui sacerdote, nos recuerda que si bien es cierto que los vínculos físicos y espirituales adquieren otras dimensiones, también es cierto que Dios no se olvida de aquellos que le han servido con sincero corazón.

Así lo ha vivido el padre Víctor por casi 48 años de vida sacerdotal. Su trabajo en algunas parroquias de nuestra diócesis como: Santa Teresita del Niño Jesús, La Florida Qro., El Buen Pastor, Paso de Mata, SJR; San José, en San José Vizarrón; y finalmente en María Madre de la Iglesia, en la Col. San Pablo, Qro., nos enseña y nos deja un gran testimonio. Sabemos y reconocemos el gran amor que tuvo para dedicar, muchos esfuerzos materiales y económicos, para construir y edificarle al Señor una digna morada, donde su nombre fuese adorado y bendecido y los hijos de la Iglesia pudieran reunirse para sentirse y ser comunidad. Sin duda que el Señor que todo lo ve, sabrá recompensar este amor y esta entrega sacerdotal, y le hará sentarse a su derecha para contemplarle cara a cara.

Pidámosle a Dios que los que nos quedamos en este mundo, permanezcamos “expectantes” con la confianza de saber que teniéndolo a él en la vida y en el corazón, podremos gozar de su consuelo y de su paz. Acojamos en esta tarde la palabra de Dios que nos anima a “Bendecir al Señor eternamente” (Sal 144), por todas las bendiciones, y proezas que muchos hemos recibido a través del fecundo ministerio del Padre Víctor. Que también nosotros con nuestra vida, “contemos las comunidad cristiana lo que Dios ha hecho por medio del padre Víctor (cf. Hch 14, 28). Seamos constructores de esa paz que el Señor nos da en su palabra, en sus sacramentos, en la vida y misterio de nuestros sacerdotes. Nuestro mundo vacila y se siente inquieto y atemorizado por la falta de paz. que esta circunstancia triste y doloroso a por la pérdida del padre Ferro, sea un impulso para que confiemos más en Dios y en su Palabra.

Que la intercesión de nuestra Señora del Carmen a quien tanto amó y del Señor San José a quien tanto honró, le permitan poder estar por siempre gozando de las moradas eternas. Amén«.

V. Dale, Señor, el descanso eterno.
R. Y luzca para él la luz perpetua.
V. Descanse en paz.
R. Así sea.
V. Su alma y las almas de todos los fieles difuntos,
por la misericordia de Dios descansen en paz.
R. Así sea.

Fuente foto: Parroquia de San José Iturbide.