MIÉRCOLES DE CENIZA SANTA IGLESIA CATEDRAL DE QUERÉTARO.

Santa Iglesia Catedral, Ciudad episcopal de Santiago de Querétaro, Qro., miércoles de ceniza 06 de marzo de 2019.

Año Jubilar Mariano.

 

El día 06 de marzo de 2019,  Mons. Faustino Armendáriz Jiménez,  presidió la Celebración Eucarística en la Santa Iglesia Catedral, a la que asistieron los niños, adolescentes, jóvenes,  y profesores y personal docente de los colegios católicos, y fieles en general,  a la celebración de  Miércoles de Ceniza, con el cual da inicio el tiempo de Cuaresma, tiempo de preparación para la Pascua. Concelebraron esta Santa Misa Pbro. José Guadalupe Martínez Osornio, Pbro. Rafael Gavidia Arteaga, y el Pbro. José Luis López Gutiérrez, en su homilía el Señor Obispo les motivo  diciendo: «Las herramientas que la Iglesia nos ofrecen, son tres muy conocidas por nosotros y que nuestros catequistas en el catecismo nos han enseñado:  La penitencia, la limosna y la oración.  Que a lo largo de la cuaresma valdría la pena renovar estos tres elementos y meditarlos con los niños, con los jóvenes y entre nosotros…  «Que estas tres herramientas hermanos: penitencia, limosna y oración, nos ayuden a todos en este camino cuaresmal. Dios nos quiere, pero también para poder vivir un camino cuaresmal esta hoy  la oportunidad  de recibir el favor de Dios y caminar en cuaresma  con un corazón limpio, acercándonos a la Confesión, todos los que estemos ya preparados para confesarnos y recibir la Sagrada Eucaristía, ojala se lo ofrezcamos a Dios». En su homilía completa les compartió diciendo: 

«Estimados sacerdotes, Queridos niños, adolescentes y  jóvenes, alumnos y profesores de los diferentes colegios católicos, Hermanos y hermanas todos en el Señor: «Con el solemne Rito de colocar la ceniza sobre nuestra cabeza, los cristianos católicos de todo el mundo, damos inicio al tiempo litúrgico de la Cuaresma, mediante el cual, queremos preparamos, para la celebración anual de la Pascua en la que los bautizados, renovaremos nuestras promesas bautismales en la noche santa. En este sentido la Cuaresma es un “itinerario” bien definido que nos conduce, paso a paso, hacia una meta concreta: renovar nuestra vida cristiana, según la voluntad Dios, no la nuestra.

En este tiempo de Cuaresma, que abarca desde el día de hoy hasta la mañana del Jueves Santo, nuestra Iglesia, como Madre nuestra, nos anima y nos alienta con diferentes herramientas, para volver nuestra mirada al amor y a la misericordia del Padre, especialmente cuando tentados por el demonio, nos hemos dejado seducir y hemos abandonado el camino de la verdad, de la justicia y de la santidad.

Las herramientas que la Iglesia nos ofrecen, son tres muy conocidas por nosotros y que nuestros catequistas en el catecismo nos han enseñado.

La penitencia, la limosna y la oración.  Que a lo largo de la cuaresma valdría la pena renovar estos tres elementos y meditarlos con los niños, con los jóvenes y entre nosotros. La penitencia: ¿qué es y en qué consiste?  uno de los padres del desierto decía que: «A menudo la penitencia es sinónimo de mortificación, de ayuno, de lágrimas.   La penitencia consiste en actuar de tal modo que no se vuelva a cometer el mismo pecado en el futuro»  eso si cuesta,  eso sería una dura penitencia, pero también algo que agrada a Dios, comprometernos con Dios a no volver a cometer el mismo pecado. (cf. Et 16, 46 – II, 326. cf. Poemen 120·IV, 249). Y Para que la penitencia sea eficaz es necesario, en primer lugar, perdonar a nuestros hermanos que no es tan fácil. «Por grandes que sean los pecados que yo he cometido, si hago penitencia, el Señor me perdonará, y así se lo pedimos en el Padre Nuestro: “perdónanos, como nosotros perdonamos; pero si mi hermano me pide perdón, y yo no lo perdono, el Señor tampoco me perdonará». Hay otras condiciones para la eficacia de la penitencia. También es necesario tener el don de discernimiento. Pues  uno  puede moler a palos su cuerpo, pero, al no tener discernimiento, estar  lejos de Dios  y ser perniciosa la ascética para los que no lo tienen. Dios es el que llama a los pecadores a la penitencia, por consiguiente, es un don de Dios con el que el hombre repara su túnica rasgada por el pecado; la penitencia es el comprobante del arrepentimiento que Nuestro Señor Jesucristo nos otorga.

Cuando vamos a confesarnos y el sacerdote nos deja una penitencia,  y esa penitencia no es para que tú te angusties, si no esa penitencia, esa oración, esa buena obra que te deja por hacer el sacerdote, es para que tú le digas a Dios; Señor me arrepiento, elevo a ti esta oración, hago esta obra para Gloria tuya. Hagamos de esta penitencia  una actitud efectiva en nuestra vida, de tal forma que si en este tiempo nos privamos de algo, nuestra privación tenga sentido y sea fructífera. A veces la reducimos a no comer, o a dejar de  comer algo a lo largo de la Cuaresma,  es un buen signo sin embargo también tenemos que pensar después de la cuaresma ¿Qué puedo hacer yo por Dios? Queridos niños y Jóvenes la  penitencia es, un don ofrecido cada uno que cambia, sean cales fueran nuestros pecados. Dios está dispuesto siempre a perdonar, porque nos ama pero también como todo papá espera una correspondencia  del hijo de todos nosotros.   Este es el  significado de poner ceniza en nuestra cabeza. Manifestar públicamente nuestro deseo de hacer penitencia, es decir nuestro deseo de cambiar.

Otro elemento en esta Cuaresma es: La limosna: Alguno pensara es dar alguna moneda en la iglesia, la ayuda es también importe, la ayuda al hermano. La limosna educa a la generosidad del amor, nos ayuda a ser imitadores de Jesús, es decir, a vivir la vocación cristiana de manera autentica; La Cuaresma es el tiempo que nos impulsa a seguir el ejemplo del Señor, a ser como Él; con el sencillo gesto de la limosna podemos aprender a hacer de nuestra vida un don total; imitando al Señor, de esta manera la limosna no es vacía,  no se trata de hacer algo y ya quedo con la conciencia tranquila, si no  que la limosna al dar algo, no solamente una moneda, o el dar mi tiempo a un ancianito, a mis padres etc., es el fruto más exquisito de la penitencia, porque provoca hermandad,

Como dije en mi mensaje para esta Cuaresma: “Lo que da valor a la limosna es el amor, que inspira formas distintas de don, según las posibilidades y las condiciones de cada uno…  es decir alguno no tendrá una moneda, pero puede dar palabras de aliento a los demás un niño quizá no tenga alguna limosna que dar, pero puede ayudar a otro niño que esta triste que tiene limitaciones al hacer su tarea, a un niño que otros le dan bulín, apoyar a ese niño es decir podemos darlo de muchas maneras. En la sociedad actual de la imagen y el maquillaje hay que estar muy atentos, ya que esta tentación de dar para que me vean, se plantea continuamente. Por eso la limosna del Evangelio  no es simple filantropía: es un signo de  la caridad,  que exige la conversión interior exige al amor de Dios y de los hermanos, como Jesús, que  se entrega en la cruz,  se es el mejor ejemplo, para perdonarnos, para reunirnos a todos.

Por eso hermanos, “nadie es tan pobre que no tenga un poco para dar”. Destinemos un poco de lo que tenemos en favor de los más necesitados. Que nuestros ayunos y privaciones, por cierto hoy Ayuno y también abstinencia de carne es una práctica de la iglesia a lo largo del tiempo, ojala quienes estemos en edad del ayuno se lo ofrezcamos a Dios, sin regateos, sin ganas, como dice el Evangelio para que nos vean, no, sino como  una actitud interior y al mismo tiempo ese ayuno nos ayude a dar, hay gente que ayuna todo el tiempo porque no tiene que comer.

Y el tercer lugar: La oración, por tanto primero: penitencia, segundo: limosna y tercero oración; todos sabemos hacer oración,  en la mañana seguramente le pedimos Señor en tu manos pongo a mi familia,  quiero que me bendigas, a lo largo de esta jornada, quiero que ayudes en mi examen los estudiantes, o quizá los maestros digan bendice a mi grupo. Bueno la oración es: «La expresión del deseo, que el hombre tiene de Dios», ósea  yo me levanto haciendo oración pienso en Dios,   quiero que él este con migo, esta atracción hacia Dios,  que Dios ha puesto en el hombre es el alma de la oración, que se reviste de muchas formas y modalidades. Cuando hablamos de la oración como experiencia del hombre en cuanto tal,  es necesario tener presente que es una actitud interior,  es algo que sale de mi corazón antes que una serie de prácticas y fórmulas. La oración tiene su centro y hunde sus raíces en lo más profundo de la persona; por eso no es fácilmente descifrable y, se puede prestar a malentendidos y  podemos entender la expresión: rezar es difícil. De hecho, la oración es el lugar por excelencia de la gratuidad, del tender hacia el Dios Invisible,  es decir, nuestra vida como seres humanos está orientada de manera temporal y necesaria hacia Dios, ordinariamente cuando hacemos una oración ¿Qué hacemos? –levantamos la mirada al cielo, Señor ayúdame, hasta los futbolistas, meten un gol y levantan sus manos al cielo y dicen a Dios «gracia», alguno, otros cierran sus ojos o se hincan.

Especialmente, en este tiempo cuaresmal, dediquemos un poco de tiempo para orar. Todos decimos que oramos pero a veces se nos pasa dediquemos un minuto de oración o 10 minutos de oración, diarias a ver si es cierto que somos constantes, Ojala jóvenes y los adultos, vayamos un ratito al Sagrario, donde creemos que allí esta, Jesús vivo realmente vivo, presente en el Santísimo, que dediquemos un poco de tiempo pongámonos de rodillas espontáneamente, a él le confesamos que somos débiles y pidámosle ayuda a Dios. Por eso hermanos aprendamos a permanecer más tiempo delante de Dios,   del Dios que se reveló en Jesucristo;  aprendamos a  reconocer a él, en el silencio.

En el Evangelio de hoy nos lo decía cuando ores, ora en silencio, allí en tu cuarto puedes orar no necesariamente tener que levantar las manos, que también puedes hacerlo, niños oren allí en su cuarto antes de dormir , al levantarse ¿por qué no orar también y darle gracias a Dios? -cuando vamos a comer, no olvidemos de tener presente a Dios, incluso al iniciar una clase orar a Dios. Pero la en silencio es también algo donde podemos escuchar la voz de Dios que nos llama, por eso aprendamos a abrir cada vez más el corazón a la misericordia de Dios.

En la súplica, el que ora se lamenta y describe su situación de angustia, de peligro, de desolación o, cada quien traemos nuestras cosos en nuestro interior algunos traen amarguras, otros traen alegrías, otros traen esperanza, otros traen frustraciones, eso pongamos en las manos de Dios, y digámosle gracias por estar con migo, ayúdame en esto, fortalece mi fe, pidámosle a Dios mucha fe en nuestra oración porque eso es clave,  la fe no es un ingrediente, la fe es que nos ayude a estar más unidos  él.

Hoy quiero sugerir que en esta Cuaresma tengamos abierta  la Biblia, y después, leerla, y podemos leer el Evangelio, y así  no solo aprende a leer la Biblia, sino dejar que Dios haga su obra en mí, porque cuando yo leo la Biblia es Dios mismo el que me habla, y eso que leemos convertir en oración y eso se llama “Lectura orante de la Palabra de Dios”.

Que estas tres herramientas Hermanos: penitencia, limosna y oración, nos ayuden a todos en este camino cuaresmal. Dios nos quiere, pero también para poder vivir un camino cuaresmal esta hoy  la oportunidad  de recibir el favor de Dios y caminar en cuaresma  con un corazón limpio, acercándonos a la Confesión, todos los que estemos ya preparados para confesarnos y recibir la Sagrada Eucaristía, ojala se lo ofrezcamos a Dios. A demás de que así en gracia de Dios, al entrar en esta Santa Puerta de Catedral, podemos ganar la  Indulgencia Plenaria, es decir la ayuda de Dios que él nos da también para esta vida y para la eternidad y también de aquellos que hayan fallecido pedir por ellos aprovechemos de pedir la gracia de esta indulgencia plenaria del Año Jubilar Mariano.

Pidamos a Dios que en este tiempo de cuaresma nos dé la oportunidad de estar siempre con él, de acordarnos de él, de dejar que camine con nosotros, que  en nuestra familia hagamos un ratito de oración al día quizás antes de la comida y decirle a nuestros papas, decirle a los que viven con nosotros dedíquenosle un momento de oración a Dios, para que él se sienta también alegre y sonría con nosotros y viva con nosotros.  Que el Señor nos ayude y que la Santísima Virgen María, Nuestra Señora de los Dolores de Soriano, que es patrona principal y celestial de nuestra Diócesis, y siempre que veamos esta hermosa imagen especialmente en este Año Jubilar Mariano por su intercesión le pidamos a Dios, que nos mantenga con salud, y bendiga nuestra familia. Amén».

Al terminar la celebración de la Santa Misa Mons. Faustino bendijo la ceniza, y posteriormente cada uno de los  fieles pasaron a recibir este sacramenta con el cual se da  inicio a la cuaresma,  meditando en la siguientes palabras: «Arrepiente, y cree en el Evangelio y/o Polvo eres, y en polvo te convertirás».