Mensaje de Año Nuevo 2012

Santiago de Querétaro, Qro., Enero de 2012

Audio de este mensaje 

A todos los hermanos y hermanas de la Diócesis de Querétaro:

Con ocasión del inicio del Año Nuevo, dirijo a cada uno mi cordial saludo y mi deseo de que el Señor bendiga el comienzo de este nuevo tiempo con el don de la paz. Después de la celebración del nacimiento del Salvador cada familia siente el deseo de reunirse para disfrutar del clima único e irrepetible que esta fiesta es capaz de crear y que nos da la oportunidad y la alegría de encontrarnos y de intercambiar nuestras felicitaciones en un ambiente espiritual.

En el inicio de mi mensaje, me quiero referir al clima especial que suscita en todos nosotros esta fiesta, pensaría que es casi como una prolongación de la alegría y del júbilo que vivimos en la noche de Navidad en que nació Jesús, pensando en la palabras del Apóstol San Pablo en las que afirma que la gracia de Dios se ha manifestado a todos los hombres (cf. Tt 2, 11). Creo oportuno subrayar que en esto consiste la misión de la Iglesia, es decir, la de contribuir a que la gracia de Dios, se haga cada vez más visible a todos, y que a todos lleve la salvación. Y esta misión hermanos nunca termina, será permanente.

Somos conscientes de la crisis moral, la crisis de legalidad y del debilitamiento del tejido social y que como creyentes, actuando en fidelidad a nuestra conciencia, en la que escuchamos la voz de Dios, que espera que respondamos al don de su amor, con el compromiso en la construcción de la paz, para la vida digna del pueblo de México. Con ello mi deseo de que en este año que comienza renovemos el compromiso de anunciar a Jesucristo a todos nuestros hermanos, especialmente a los más alejados.

Auguro que la luz de Dios brille, cada vez más en el rostro de cada uno de sus hijos que habitan esta querida Diócesis y que su gracia redentora oriente sus decisiones, para que continúen avanzando sin desfallecer en la construcción de una sociedad cimentada en el desarrollo del bien, el triunfo del amor y la difusión de la justicia.

Con estos propósitos comencemos este nuevo tiempo para proclamar la Palabra de Cristo y se afiance la convicción de que éste es un tiempo precioso para evangelizar con una fe recia, una esperanza viva y una caridad ardiente. ¡Es la hora de evangelizar!, y que nadie se quede con los brazos cruzados.

Con absoluta confianza ponemos en las manos de Dios nuestro tiempo y nuestra historia.

¡Deseo a todos un feliz de Año Nuevo y pleno de bendiciones!

 

† Faustino Armendáriz Jiménez
IX Obispo de Querétaro