FIESTA PATRONAL PARROQUIA MISTERIO DE PENTECOSTÉS.

Col. El Marques, Qro., 09 de junio de 2019

Mons. Faustino Armendáriz Jiménez, Obispo de la Diócesis de Querétaro, visitó la Parroquia Misterio de Pentecostés, ubicada en Av. Ingenieros Núm. 201,  Esq. Cimatario, Col. El Marques, Qro, el día 09 de junio de 2019, para presidir la Sagrada Eucaristía, en el marco de su Fiesta Patronal, concelebraron esta Santa Misa el Pbro. Nuyín Aguilar de Paz, Párroco, Pbro. Benito Galván Rivera, Vicario y Pbro. Rubén Pacheco Martínez. Mons. Faustino les motivo diciendo: «El Espíritu Santo llene nuestros corazones para que en ellos no tengamos otra cosa más que a Dios, que llene nuestros corazones para no darle cabida al mal, que llene nuestros corazones como agentes de evangelización, como sacerdotes, como hijos de Dios, para expresar con ello nuestra fidelidad a Dios, «Ven Espíritu Santo y llena nuestros corazones y llénalos del fuego de tu amor»;  no para sentir bonito sino además de sentirnos bien y llenos de Dios, compartirlo a los demás. El Espíritu Santo es un Don que se nos da gratis y es, un Don del cual no tenemos derecho a quedarnos con él, sino que es un Don para mí y al mismo tiempo para los demás; de tal manera que lo pueda compartir a los otros».

 Al inicio de la celebración les dijo las siguientes palabras:“Queridos hermanos, hace cincuenta días encendimos este Cirio Pascual y hoy simbólicamente se apaga y mirando en esta Cincuentena Pascual y que nos hemos dejado iluminar y fortalecer por Cristo Resucitado, pero también a caminar a ser hombres y mujeres nuevos. Hoy nos toca ser sal de la tierra y luz del mundo por eso, al celebrar esta Fiesta Patronal en esta parroquia, les invito a renovar  la luz de Cristo en nuestras casas, en medio de las calles, en la comunidad; les exhorto a seguir siendo testigos del amor de Dios. Iniciemos nuestra celebración pidiéndole que nos libere de todo mal, seguramente tenemos cosas que no son del Espíritu Santo en nuestro corazón, por eso pidámosle al Señor que nos purifique y que nos sane, hagamos un silencio y con arrepentimiento pidamos perdón”.

 En el momento de la Homilía Mons. Faustino les compartió lo siguiente: Muy queridos hermanos de esta comunidad parroquial del Misterio de Pentecostés, los saludo a todos, al Señor Cura, el Padre Nuyin, al Vicario parroquial y a los sacerdotes que nos acompañan.

La oración del día de hoy y creo que de todos los días es dirigida con fe a Dios, para que nos de el regalo de su luz y de su fuerza, “Ven Espíritu Santo llena los corazones de los fieles y enciende el fuego de tu amor”. El Espíritu Santo llene nuestros corazones para que en ellos no tengamos otra cosa más que a Dios, que llene nuestros corazones para no darle cabida al mal, que llene nuestros corazones como agentes de evangelización, como sacerdotes, como hijos de Dios, para expresar con ello nuestra fidelidad a Dios, Ven Espíritu Santo y llena nuestros corazones y llénalos del fuego de tu amor;  no para sentir bonito sino además de sentirnos bien y llenos de Dios, compartirlo a los demás. El Espíritu Santo es un Don que se nos da gratis, y es un Don del cual no tenemos derecho a quedarnos con él, sino que es un don para mí y al mismo tiempo para los demás; de tal manera que lo pueda compartir a los otros.

Hoy la Iglesia con esta efusión del Espíritu Santo vivió un parteaguas, Jesús, sufrió, murió y resucitó, sin embargo, los discípulos se quedaron con miedo, los discípulos temían correr la misma suerte de su maestro, por eso Dios se las ingenia para disipar todo miedo y les dice a sus discípulos apareciéndoseles como resucitado, me tengo que ir, para enviarles un gran regalo, el paráclito, el Espíritu de Dios.  Eso es lo que pedimos hoy y por la bondad de Dios tengamos la seguridad de que cuando tu lo pides, todos los días podemos decírselo y recordemos que a Dios, al Señor le gusta que nosotros le recordemos lo que nosotros necesitamos, el Señor quiere que nosotros nos sintamos necesitados de Él, no soberbios ni autosuficientes, el Señor quiere que nos dirijamos a Él con humildad, como niños, sabiendo que de Él obtendremos todo.

En aquel día de Pentecostés, en que los discípulos estaban encerrados en un cenáculo y allí, en un ambiente de miedo y al mismo tiempo de oración, el Don de Dios llega; hermanos eso es lo que tiene que ser la comunidad, con nuestras angustias y desalientos de una comunidad, pero también con oración, para que el Espíritu Santo venga y transforme sus miedos, sus vacíos y sus desalientos en esperanza, en plenitud. Eso es lo que tiene que ser cada una de nuestras pequeñas comunidades, pequeños cenáculos que se reúnen en torno a la Palabra de Dios y en oración, invoquemos al Espíritu Santo que haga de nosotros una con de Dios.  No nos podemos quejar cuando se desarma una pequeña comunidad, si no hemos pedido antes el Espíritu Santo, felicidades por estas tres nuevas pequeñas comunidades, pero que no solo aumente el número como fruto del trabajo evangelizador, sino que aumente la fortaleza evangelizadora y misionera de esta comunidad Parroquial de Pentecostés, y creo yo, tiene que ser un modelo para las demás parroquias de la ciudad, porque necesitamos al Misterio de Pentecostés, y ustedes tienen la sensibilidad grande de estar pidiendo ese Espíritu que es fuerza y es luz.

El Espíritu Santo viene y en aquel momento, en aquel cenáculo donde están los discípulos de Jesús, el fruto del Espíritu Santo es, que cambia todo si no has cambiado todo, pregúntate si has pedido y has recibido al Espíritu Santo, sí, lo tenemos desde nuestro bautizo y confirmación, sin embargo, como es un Don de Dios, tenemos que estarlo pidiendo permanentemente, para que nos fortalezca permanentemente; en aquel momento se abrían las puertas, las puertas de esperanza, de evangelización, se tendrá más claridad, el Espíritu Santo vendrá después de Jesús para que vean las cosas con otra visión, para que vean con más claridad. El Espíritu Santo abre las puertas de nuestra mente y de nuestro corazón y de nuestro cenáculo, para que nosotros tengamos la pasión y el interés por evangelizar.

En este momento, en el Seminario están reunidos los moderadores de muchas parroquias de la misión permanente y de los decanatos y en ella me comparten todos aquellos frutos que la misión da, todo aquel esfuerzo parroquial que se esta haciendo, todas aquellas pequeñas comunidades que están creciendo, este es un proceso, dice el Papa Francisco, que necesita paciencia, que necesita revisar nuestros horarios, pero que también necesita que seamos evangelizadores con espíritu y Espíritu Santo.

Ellos también expresan la resistencia que sigue habiendo de todos los agentes y en algún momento de quienes tienen la responsabilidad de impulsar la Evangelización, sin embargo, la conclusión es que tenemos que seguir orando, porque no hay mal que no sea vencido por el bien; hermanos les invito a que hagan de su parroquia un cenáculo de oración, que en cada hogar se ore, que en cada pequeña comunidad se ore, que en esta parroquia el Sagrario nunca este solo, que siempre se ore, y la gran salvación de nuestro corazón será una realidad, y la necesidad que tiene nuestra ciudad,  nuestro estado, nuestra Diócesis, también se verán frutos; México necesita  de Dios, México necesita de su corazón al cual ya se ha consagrado en no pocas ocasiones, sin embargo, se nos olvida que existe el Espíritu Santo. En esta parroquia dedicada al Misterio de Pentecostés nunca lo olvidemos, sino mas bien que nuestra misión sea recordarlo, ¿traes problemas?, -piensa en el Espíritu Santo, ¿Traes depresión? -piensa en el Espíritu Santo, ¿Traes situaciones que te angustian? -piensa en el Espíritu Santo, porque creamos o no creamos, hermanos en este día alimentemos la esperanza, alimentemos el amor de Dios, alimentemos y fortalezcamos la fe, sabedores de que no vamos solos en el camino de la fe y la acción en la Iglesia, sabedores también de que en el cenáculo los apóstoles no estaban solos, estaba María, en este cenáculo de esta parroquia y de cada pequeña comunidad no están solos, esta María, de la cual celebramos en nuestra Diócesis de Querétaro  los cincuenta años de que fue nombrada Patrona Principal y Celestial de esta Diócesis de Querétaro.

Por eso sigamos difundiendo su veneración; sigamos acudiendo a sus pies de su  hermosa Basílica, sigamos en peregrinación y en misión como ella nos enseña, recordando que a pesar de las ruinas en las que estuvo sepultada por una docena de años, se levantó y sigue misionando en nuestra Iglesia Diocesana, custodiando nuestras familias, custodiando nuestros sacerdotes, custodiando las pequeñas comunidades, que sea su intercesión en este Año Jubilar Mariano lo que nos fortalezca y nos anime con su intercesión maternal, orando por todos los enfermos, orando por todos aquellos necesitados que nosotros tengamos en nuestra familia; que el Espíritu Santo este vivo en cada uno de ustedes y que cada uno de nosotros al terminar este tiempo pascual y apagar este cirio, seamos la luz que ilumine a nuestras familias, que ilumine la calle con la misión permanente, que ilumine con la fuerza del Espíritu Santo.

A Dios no se le olvido nuestro pueblo, no se le olvidas tú, ascendió al cielo pero no los dejara solos, les enviara el Espíritu Santo, ahora nos toca a nosotros responderle con actos de fe, de manera permanente para que nuestra vida sea una vida de fe, ahora nos toca a nosotros pedirlo, “Ven Espíritu Santo, enciende en nuestros corazones el fuego de tu amor, Ven Espíritu Santo para que nuestra parroquia sea un cenáculo de oración permanente y lleno del Espíritu de Dios. Que así sea”.

Al terminar la celebración Mons. Faustino les dio la bendición y los allí reunidos le brindaron un fuerte aplauso y posteriormente pasaron a la convivencia fraterna.