DESDE LA CEM: Informe sobre el VIII Taller de la Dimensión del cuidado de Bienes Culturales y Arte Sacro Eclesiásticos

El taller se realizó del día 2 al 5 de octubre de 2017, en Cancún Quintana Roo con la intensión de recordar los 500 años de la primera evangelización.El objetivo principal de este encuentro fue analizar y revisar las acciones metodológicas para la conservación, cuidado y promoción del patrimonio eclesiástico en México tomando en cuenta los acontecimientos dolorosos que nos ha tocado vivir en México.

Otro de los objetivos del Taller fue lograr la aprobación conjunta del documento “Arquitectura Eclesiástica en México”.

Problemática inmediata del taller: Los sismos del 7 y 19 de septiembre dejaron afectaciones en 1,418 bienes culturales (dato preliminar ya que aún no se termina el conteo de los daños) entre monumentos históricos, museos, centros culturales y zonas arqueológicas, en 11 entidades del país; sin embargo, el daño no es irreversible, por lo menos 65 %de este inventario que sufrió daños parciales; y el resto presenta afectaciones severas en las estructuras. A través del Arqueólogo Arturo Balandrano, coordinador nacional de Monumentos Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), que 65% del patrimonio siniestrado corresponde a edificios de carácter religioso (templos y exconventos). los mayores daños se registraron en Oaxaca, Chiapas, Morelos, Puebla, Ciudad de México, donde las afectaciones alcanzaron elementos que forman parte de la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO, como la ciudad antigua de Monte Albán, la Catedral de San Cristóbal de las Casas, las zonas arqueológica Xochicalco y, la Catedral Metropolitana y el barrio de San Gregorio Xochimilco en la capital del país.

Las otras entidades donde también quedaron huellas de los sismos en el patrimonio cultural edificado son Puebla, Hidalgo, Estado de México, Tabasco, Veracruz, Guerrero y Tlaxcala. En los estados de Puebla y Guerrero, el Arq. Balandrano estima que el número de edificios dañados podría elevarse entre un 30% y 50%, una vez concluya el censo. Sin embargo, destacó que la Secretaría de Cultura tiene los mecanismos financieros asegurados y un grupo de más 180 especialistas para recuperar en su totalidad las pérdidas en todo el país.

Pese a los daños sufridos en las edificaciones  el INAH afirma que ningún monumento será objeto de demolición. ”No vamos demoler nada, lo vamos a recuperar todo, de eso debe de estar segura la ciudadanía, no importa lo que nos tengamos que tardar; lo hemos hecho en siniestros anteriores y lo volveremos a hacer; porque no estamos hablando de piedras solamente, son documentos vivos, son espacios simbólicos y de sentido para las comunidades y para la memoria histórica y la identidad de nuestra país”, asegura Balandrano.

De acuerdo con la ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicas, Artísticas e Históricas, se considera un monumento histórico aquella edificación construida a partir del siglo XVI y hasta el final del siglo XIX, y corresponde al INAH su resguardo y salvaguardia. A partir del siglo XX las edificaciones que tienen un valor estético relevante se denominan monumento artístico y (está encargado del INBA.)

La Ciudad de México, donde el sismo del 19 de septiembre dejó daños cuantiosos, en materia de patrimonio cultural, afectó 62 monumentos históricos y una zona arqueológica: el Cerro de la estrella, en Iztapalapa, donde colapsaron algunos taludes y tuvieron daños algunas plataformas.

En cuanto a las edificaciones religiosas, las afectaciones sobresalen en la Catedral Metropolitana, donde se cayó la Esperanza, una de las tres piezas del conjunto escultórico de Manuel Tolsá, que representa las virtudes teologales del catolicismo (Fe, Esperanza y Caridad), que fue creado en el siglo XVIII, y que corona el reloj del recinto monumental. También el edifico del Sagrario tuvo afectaciones y perdió parcialmente una cruz de cantera que remataba una de las puertas laterales sobre la calle de Seminario.

En lo que respecta a otros templos siniestrados, destacan el de Santa Catarina de Siena, en República de Brasil; una de las edificaciones religiosas más tempranas del Virreinato; el templo de Nuestra Señora de los Ángeles, en la colonia Guerrero, que fue una capilla en el barrio de indios en el siglo XVI y que perdió la mitad de su bóveda central.

Por lo que respecta a Xochimilco, integrado en la declaratoria de Patrimonio Mundial de la UNESCO, junto con el Centro Histórico de la Ciudad de México, el arqueólogo Balandrano revela que no hay daño en el sistema lacustre que ponga en riesgos las más de 800 chinampas que son el «documento vivo del sistema constructivo de la antigua Tenochtitlan», que aún perdura; sin embargo, dice, hubo perdida muy sensible en construcciones de arquitectura vernácula tradicional, a base de muros de adobe y techos de tejas, que son también parte esencial del paisaje cultural reconocido en dicha declaratoria.

Los estados más afectados Oaxaca y Morelos, figuran con el mayor número de monumentos históricos siniestrados; 305 y 254, respectivamente; les sigue el Estado de México, con 150 y luego Chiapas, con 85. En Oaxaca, las principales afectaciones ocurrieron en el Ex Convento de Santo Domingo, de la antigua Antequera, y en las zonas arqueológicas de Monte Albán, Atzompa y Zaachila; en Morelos, en la zona arqueológica de Xochicalco, y en cuatro de los trece templos y exconventos de la llamada ruta del Volcán, que comparte con Puebla, donde incluso el templo de Yecapixtla perdió parcialmente una de sus torres; pero también los de Tepoztlán, Atlatlahucan y Tlacayapan sufrieron averías. Todos estos monumentos y zonas arqueológicas referidas también están considerados Patrimonio Mundial por la UNESCO. «Lo que nos coloca en la mira de toda la comunidad internacional», refiere el funcionario. Mecanismo financiero asegurado.

El Coordinador Nacional de Monumentos Históricos del INAH asegura que para enfrentar las afectaciones se cuenta ya con los recursos del Fondo para Desastres Naturales (Fonden), en una primera etapa para realizar Acciones Prioritarias inmediatas (API) en los edificios que sufrieron daños o colapso, como apuntalar los muros o cubrir temporalmente con lonas las grietas para evitar que la lluvia se filtre y debilite lo que quedó en pie y dañe el mobiliario y los bienes culturales que albergan los recintos. Posteriormente vendrá la etapa de la reconstrucción y restauración de la mano de las comunidades, para lo cual se van a ingresar los expedientes técnicos al Fonden con el fin de atraer los recursos necesarios y, en la mayoría de los casos aplicará el seguro contratado con Aseguradora Banorte, que ya adelantó 10 millones de pesos para atender la emergencia en Chiapas, En esas circunstancias, la aseguradora tendrá que pagar a la Tesorería de la Federación el importe de lo que el Fonden destine para la rehabilitación y recuperación de los inmuebles, precisa Balandrano.

Para realizar el diagnóstico como la futura intervención de los edificios, el INAH cuenta con un equipo multidisciplinario de especialistas de la propia Coordinación Nacional de Monumentos Históricos y de la Coordinación Nacional de Conservación y Restauración, pero también con voluntariado especializado de la UNAM, del Instituto Politécnico Nacional, de la Universidad Autónoma Metropolitana, de la Universidad Autónoma de Zacatecas, de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla y de ICOMOS.( Periódico El Economista. Viernes 29 de Septiembre de 2017).

Retomo este artículo que nos proporcionaron en el taller, ya que conforme avanzaba el mismo, nos fuimos dando cuenta de que la realidad difiere un poco a las expectativas para la ayuda de restauración y conservación ya mencionadas en el artículo y que es importante tomar líneas de acción propias de la Iglesia.

Ante este panorama, contemplamos los intrincados retos que tenemos nosotros como parte de la Iglesia. ¿Qué debemos hacer? Después de una amplia reflexión, emergió una serie de acciones específicas ya organizadas y apoyadas por todos.

Compromisos y líneas de acción a corto plazo:

1.Hablar cada uno de los encargados ya sean párrocos, o laicos encargados de Bienes culturales con los obispos de las zonas siniestradas y trabajar en conjunto.

2.La propia iglesia realizará un Protocolo de emergencias (huracanes, volcanes, sismos) tanto para futuras construcciones de Iglesias, como para patrimonio histórico.

3.Señalización en cada parroquia

4.Implementar en cada parroquia un catálogo para evitar saqueos, sabemos que con los sismos ocurridos el saqueo a bienes muebles es una problemática eminente. Con el catálogo además de conocer la existencias de todo nuestro patrimonio, nos ayudara a levantar denuncias en caso de robo, ya que así autentificamos la pieza y tenemos mucho más posibilidades de recuperarla.

5.Revisión de todas las Iglesias, para evaluar y diagnosticar y ver si son candidatas para proyectos de recuperación y restauración.

6.Una vez elaborados los proyectos de restauración y recuperación, hacerlas llegar al INAH o a otros diferentes seguros particulares como el FONDEM/FORMERA/UNESCO (dependiendo del caso particular de cada monumento histórico)

7.La Vinculación Interinstitucional será necesario, pedir y recibir apoyo de universidades en cuestión de especialistas.

8.Evitar que se derrumben más templos (sin un diagnóstico oportuno) en el que permita conservar el bien inmueble o en su caso rescatar los bienes muebles. En este punto es importantísima la colaboración de la gente de la Iglesia. (El Ing. Fernández representante de Michoacán dio la idea de realizar un comité de ingeniero y arquitectos, se propuso como voluntario, para esta acción.)

9.Como la seguridad de los párrocos y de los fieles es la principal, sabemos y tenemos conciencia que habrá pérdidas de patrimonio histórico y que el derrumbe será necesario en algunos casos y en otro quizás quede inhabilitada en largo tiempo. Se tendrán que buscar nuevos predios para la creación de nuevas parroquias.

10.En los lugares en donde exista buena relación con el municipio realizar proyectos y trabajar en conjunto.

11.Como sabemos muchos de los lugares siniestrados son sitios turísticos y parte del patrimonio histórico de la región, que además representaba a su comunidad, activaba su economía y era su punto de reunión y de vivencia de su fe. Así que por eso es importante recalcar que la participación y organización conjunta de la comunidad, de la Iglesia, del municipio y de los expertos es fundamental para salir adelante.

12.Tener el conocimiento de un listado de cada Diócesis, de sus edificaciones y que en ella especifique lo que es propiedad de la nación, para así poder trabajar con mayor fluidez.

Proyecto a mediano plazo

1.Con el P. Luis Arturo Guzmán se hará una propuesta para que la Universidad Pontificia exista una Licenciatura en restauración de Bienes Culturales.

2.Que existan protocolos locales de seguridad.

Es importante resaltar el homenaje que se realizó a Fray Gabriel Chávez de la Mora es un arquitecto y monje benedictino mexicano, dedicado principalmente al diseño, renovación, adaptación o recuperación de arquitectura religiosa entre sus obras más importante son: Basílica de Guadalupe en la que colaboró con Pedro Ramírez Vázquez, el altar de la Catedral de Guadalajara, el monasterio Prince of Peace Abbey de California, EU, y el Centro Escolar del Lago de Cuautitlán Izcalli.

Una de las cosas que hay que resaltar de este encuentro, es que por primera vez que se toma como temáticas centrales los Archivos Eclesiásticos. Hubo una participación más activa al respecto, casi un 30% del programa trató desde experiencias archivísticas, hasta temas de conservación documental. Hubo una ponencia de Museos Comunitarios que me lleno de satisfacción ya que en mi opinión es el modelo que pudiera funcionar para la Iglesia, en donde la comunidad y el párroco estarían en constante interacción para el buen funcionamiento del museo, para muestra un botón, el museo de San Maximiliano María Kolbe o del Beato P. Raymundo Jardón Herrera, es una manera de difundir, y despertar el aprecio, a la historia de la Iglesia Católica.

Aún falta camino por recorrer, pero me gustaría que existiera más participación y mirada histórica en este tipo de eventos, pero sin duda encuentro una dimensión más integrada que el año pasado, más preocupada y comprometida.

Departamento de Historia y Arte de la CEM.