Circular N. 14/2020 Prot. N. 26/2020 Asunto: Carta Circular de Agradecimiento.

Prot. N. 26/2020

Circular N. 14/2020

Asunto: Carta Circular de Agradecimiento.

 

A los hermanos Presbíteros de la diócesis de Querétaro:

 

Saludo a todos ustedes con afecto en el Señor y les deseo todo bien en su servicio a la santa Iglesia, especialmente en estos tiempos difíciles de la pandemia del Covid-19.

Hoy, cinco de Mayo y dentro de la semana litúrgica del Buen Pastor, quiero recordar de manera especial mi primer encuentro con el Presbiterio, hace 31 años, para agradecer a Dios y a Ustedes este tiempo de gracia que hemos disfrutado apacentando, cada uno desde su puesto, al Pueblo de Dios que peregrina en estas tierras bendecidas y generosas. La presencia de nuestra santa Patrona y Madre, la Virgen Dolorosa de Soriano, ha sido guía firme y consoladora que siempre nos ha acompañado. Le pedimos que Ella nos acerque cada día más al corazón de su Hijo para proseguir con generosidad nuestro humilde servicio a su Iglesia.

Quiero manifestar a ustedes, Hermanos presbíteros, mi particular agradecimiento porque en este tiempo de pandemia han permanecido cerca de sus fieles, al frente de sus comunidades, y han tenido que enfrentar nuevas e inesperadas situaciones pastorales de no poca dificultad. Gracias por su comprensión al haber acatado y cumplido con las observaciones que las autoridades, tanto religiosas como civiles, nos han dado para evitar males mayores, y proporcionar los bienes espirituales indispensables que los fieles han estado solicitando. Hemos aprendido que la mano de Dios es más larga que la nuestra y que Él sabe llegar donde nosotros no imaginamos. Él les pague su servicio generoso y los conserve con salud de cuerpo y alma, junto con sus comunidades. Les comparto, además:

  • Se les ha hecho llegar un “PROTOCOLO DE ATENCIÓN ESPIRITUAL A LOS FIELES DURANTE LA CONTINGENCIA SANITARIA DEL COVID-19”, elaborado por la “Dimensión Episcopal de la Pastoral de la Salud”, enviada por la CEM. Son, como dice el Prólogo, unas “orientaciones y sugerencias que inspiren el ejercicio sacerdotal en la crisis sanitaria nacional en fase 3… tomando siempre en cuenta la especificidad de las circunstancias en cada localidad y en cada comunidad”. Les pido que lean con detención su contenido y, si es posible, lo dialoguen en su decanato y vean, con sabiduría y prudencia, lo factible y posible en cada situación.

  • Les confirmo que, en una nota de prensa, la CEM nos comunica que hoy, 5 de mayo, llegan a México, por determinación de los superiores, los sacerdotes alumnos del Colegio Mexicano en Roma. Aquí podrán continuar online sus estudios, residirán en el Seminario y guardarán las precauciones mandadas, aunque todos han superado la prueba antes de embarcarse. También la Universidad Pontificia de México anda en apuros económicos y la crisis afectará a todas las instituciones de la iglesia.

  • La “Dimensión Episcopal de Animación Bíblica de la Pastoral” nos hace una ferviente invitación a que durante este tiempo de prueba -pandemia- nos acerquemos a la santa Palabra de Dios para que aprendamos mejor el actuar y el caminar de Dios en medio de su Pueblo, asunto nunca fácil, sobre todo en momentos de dolor. Es de particular utilidad la Lectio divina porque allí Él nos descubre su pedagogía y nos enseña a ampliar nuestro corazón –mente, entendimiento- para que demos en él cabida a su voluntad. Es lectura orante, lectura que se hace oración, y que consiste en “ensanchar el corazón” para que quepa en él la voluntad de Dios. En Getsemaní Jesús oró “repitiendo las mismas palabras” para que su humana voluntad se enchanchara hasta el querer infinito y misterioso del Padre, y así, “aunque era Hijo de Dios, aprendió sufriendo lo que es obedecer, así alcanzó la perfección y llegó a ser para cuantos lo obedecen causa de salvación eterna” (Hb 5,8s). La oración repetitiva e insistente, por ejemplo, el salmo 136 y las Letanías, nos ayudan a ablandar el corazón y dar mayor espacio a la gracia. La santa Palabra de Dios, leída y meditada bajo la moción del Espíritu santo, nos ensancha el corazón, lo purifica y engrandece, y nos hace sintonizar con la voluntad de Dios. Eso nos enseñan Jesús en el Padrenuestro y María santísima en el Magnificat. El cristiano, dice el Papa Benedicto XVI, “debe aprender que no puede pedir cosas superficiales y banales que desea en cada momento, la pequeña esperanza equivocada que nos aleja de Dios. Ha de purificar sus deseos y sus esperanzas. Debe liberarse de las mentiras ocultas con que se engaña a sí mismo” (SS, 33), echándole la culpa a Dios, o a los otros, cuando de los males, ahora del Covid-19, nosotros los humanos, y sólo los humanos, somos los responsables y hasta los culpables.

  • Ante el futuro incierto y distinto que nos espera, recordemos, con la carta a los Hebreos, que “hemos sido salvados en esperanza”, y que la esperanza es “prospectiva”, mira siempre hacia adelante. La fe es la cuesta de la montaña; la esperanza es ya la cumbre desde la que se contempla el futuro, la tierra prometida. El pasado ciertamente nos enseña, pero, desde allí, miramos al futuro. No basta mirar en retrovisor a nuestros héroes o movimientos del pasado, seleccionados siempre según conveniencia, sino que debemos creer que Dios está haciendo “algo nuevo y que ya está naciendo”. Este tiempo es de gracia por lo que Dios nos ofrece y nos invita a cooperar, a hacer historia, no sólo a contemplarla y padecerla. Y la historia, para el cristiano, se hace mirando hacia adelante. Los profetas hicieron historia desentrañando el futuro, escudriñando la promesa de Dios, aquilatando su fidelidad y esperando su misericordia. Así Jesús construyó todo el porvenir de la historia, porque él y sólo él es “el mismo ayer, hoy y lo será para siempre”. Este es el asunto que la Iglesia trae entre manos.
  • Acabamos de celebrar a los santos Apóstoles Felipe y Santiago. No olvidemos de pedir por nuestros Obispos, en especial por el santo Padre Francisco, y para que Jesús, el Pastor de los pastores, nos envíe al que necesitamos y estamos esperando.

Los saluda y bendice,

En la sede Episcopal de Santiago de Querétaro, Qro., a 05 de Mayo de 2020.

 

+ MARIO DE GASPERÍN GASPERÍN

Obispo Emérito de Querétaro y

Administrador Diocesano de Querétaro

                                                                                                                                         PBRO. LIC. ISRAEL ARVIZU ESPINO                                                                                                                              Canciller