55 ANIVERSARIO DE LA ERECCIÓN DE LA PARROQUIA DEL SANTO NIÑO DE LA SALUD, COL. LINDAVISTA, QRO.

AÑO DE SAN JOSÉ.
11 de marzo…. Pero de 1966 55 años de la Erección de la PARROQUIA DEL SANTO NIÑO DE LA SALUD. Col. Lindavista. Santiago de Querétaro, Qro.
Pbro. Francisco F. Gavidia Arteaga
Sobre una loma, en la parte norte del río Querétaro y más arriba del barrio de San Sebastián, se encuentra un asentamiento humilde y sencillo conocido como El Cerrito, y junto a este sencillo barrio está La Trinidad. Ambos se localizan sobre una loma pedregosa que anteriormente estaba llena de garambullos, mezquites, colas del diablo, etcétera; están juntos, sólo separados por el culto a sus respectivos santos patrones, que se encuentran en las humildes capillitas de la Santa Cruz del Cerrito y la Santísima Trinidad.
Estos barrios humildes son parte de los que en la antigua ciudad de Querétaro se conocía como la Otra Banda, de éstos El Cerrito es el más representativo y, como dato curioso, hoy día no se sabe exactamente dónde empieza o dónde termina cada barrio, es tan marcada su fusión que incluso sus pobladores ya no encuentran gran diferencia, más que el de las fechas de celebración a los santos patronos de las capillitas.
El Cerrito: Este barrio se creó casi al mismo tiempo que los de San Sebastián y del Tepetate, esto es, a fines del siglo XVI y principios del XVII, se caracterizaba por ser un barrio de población humilde; el Cerrito era una loma llena de hierbas, arbustos y alicantes, flora y fauna propia de la región; su capillita, de la que se desconoce la fecha exacta de construcción, congregó a las humildes viviendas de los habitantes del barrio, en esta capilla se realizaba una colorida fiesta el domingo siguiente al 3 de mayo, día de la Santa Cruz. La noche previa a este domingo de fiesta, anteriormente salía, como en los demás barrios, «el Gallo», con sus bellas farolas, acompañado de una banda de música; el día de la fiesta llegaban las danzas de Concheros, ahora ya sustituidos por la danza de los Apaches, había puestos de comida, pulque, Juegos de azar y de los tradicionales rellenos (pan relleno con conserva de chilacayote), charape, así como cohetes y hermosos castillos.
Las casas eran sencillas, de adobe con teja o terrado, con pequeños solarcitos, se dedicaban a la cría de animales domésticos y a la manufactura de telas de cambaya principalmente, otros trabajaban en las haciendas cercanas al barrio, como La Laborcilla o Bolaños, en labores agrícolas y ganaderas.
Todavía a principios del siglo XX, para referirse al centro de la ciudad los habitantes de El Cerrito le decían la ciudad de Querétaro; la única forma de llegar a esta era por el Tepetate o por el Puente Alto de madera que llegaba a San Sebastián.
Este barrio vivió en carne propia el sitio de Querétaro, ya que desde lo alto de esta loma se apreciaba la ciudad en todo su esplendor y fue por ello un punto estratégico para los combates que ahí se libraron. Con la llegada del ferrocarril su separación con el centro se acrecentó, ya no solamente estaban del otro lado del río, sino incluso del otro lado de la vía del ferrocarril, muchos jóvenes de estos lugares partieron por estas vías reclutados voluntaria o forzadamente durante el movimiento armado de 1910, muchos de ellos tal vez no regresaron.
La misma sencillez del barrio fue causa de su poca notoriedad, fue hasta 1778 que las autoridades construyeron una fuente en la plazuela del puente de madera, frente a la iglesita, en 1913 fue reconstruida y trasladada a la plazuela de este barrio, donde se puede apreciar hasta la fecha; en esa fuente se surtían de agua los pobladores del lugar, ya que no contaban con agua potable por tubería en sus viviendas como ahora, por ello en estos barrios, y en otros lugares, el aguador era un elemento importante.
Por su actividad económica, se le conocía como un barrio cambayero, aunque también tenían otras actividades, como leñeros o peones de campo. El barrio de El Cerrito llegaba hasta lo que hoy se conoce como calle de la Metralla, en la colonia Lindavista.
A principios de la década de los sesentas del siglo XX, la ciudad de Querétaro, inicia un proceso de crecimiento, propiamente inicia la industrialización de la ciudad, esto ocasiona que la ciudad siga creciendo considerablemente; en 1962 ante lo extenso de la Parroquia de San Sebastián surge la necesidad de crear una nueva Parroquia, el Sr. Obispo Don Alfonso Toriz Cobián, habiendo oído el parecer del M. I. Sr Pbro. Don José Bautista Olvera, párroco de San Sebastián y del R.P. Buenaventura Petrina Orsa, encargado del Templo de San Roque, se erigió la Vicaría Perpetua de San José Obrero, cuya sede provisional sería la pequeña Iglesia de la Santa Cruz del Cerrito, fue nombrado vicario perpetuo el Sr. Pbro. Don Francisco Javier Narváez Trejo el 13 de junio de 1963.
La construcción del templo que actualmente conocemos se inició el 29 de marzo de 1964, con la colocación de la primera piedra por parte del Sr. Obispo Don Alfonso Toriz Cobián, el 11 de marzo de 1966 se erige dicha vicaría en Parroquia teniendo en cuenta la gran devoción que los feligreses tienen al Santo Niño de la Salud, a la Parroquia se le pone el nombre de “Santo Niño de la Salud”, siendo su primer párroco el Pbro. Francisco Javier Narváez Trejo, en 1967 termina la construcción del centro social, en 1970 queda totalmente terminada la construcción del templo.