244 AÑOS DE SECULARIZACIÓN DE LA PARROQUIA DE SAN PEDRO, TOLIMÁN, QRO.

3 de septiembre… pero de 1776 Hace 244 años
Secularización de la Parroquia de San Pedro, Tolimán Qro.
(No se tiene la fecha exacta de Erección como parroquia)
Pbro. Francisco F. Gavidia Arteaga.
El municipio de Tolimán se encuentra localizado en la parte Centro Occidental del estado de Querétaro, a 84 km de la capital del Estado. San Pedro Tolimán (Hnini: o Ndoxa Elo) ocupa una posición estratégica en la entrada de la Sierra Gorda, Ahí pasaba el antiguo camino de Querétaro a Jalpan (Ñhalupa; Hnini M´omu) y ahí se unían los caminos que desde Querétaro y San Juan del Río, se dirigían hacía la Sierra Gorda y Huasteca.
El municipio de Tolimán se caracteriza por ser rico en tradiciones; su población predominantemente Otomí, ha sabido conservar sus raíces y costumbres. Se afirma que los Otomíes constituyeron una cultura madre, pues fueron los primeros pobladores del centro del país. Es reconocida su persistencia y resistencia a desaparecer. Su gran capacidad de adaptación se comprueba por su gran dispersión geográfica que incluye los estados de Guanajuato, Hidalgo, México, Puebla, San Luis Potosí, Tlaxcala y Querétaro. En el Estado de Querétaro, los otomíes se ubican en los municipios de Amealco, Cadereyta de Montes, Ezequiel Montes y Tolimán. Todavía conservan parte de sus costumbres, tradiciones y lenguaje, y han librado una tenaz lucha para preservar su identidad cultural. Actualmente el idioma Otomí mezclado con castellano se habla en algunas localidades del municipio de Tolimán como San Miguel, Casas Viejas, El Molino, Casa Blanca y Bomintzá.
En cuanto a su historia, se dice que los primeros habitantes de este lugar fueron los pames, que debieron llegar desde el siglo XIII a través de la Sierra Gorda, en donde tuvieron contacto con algunos grupos mesoamericanos que constituían la retaguardia del movimiento de repliegue; resulta problemático situar a los otomíes de manera concreta en el territorio de Tolimán en los primeros años del siglo XVI, ya que se les encuentra disputando con los chichimecas la posesión del terreno y en otros conviviendo con ellos. Se desconoce la época exacta en que los otomíes llegaron a este territorio, sin embargo, podemos decir que Tolimán estuvo habitado antes de 1532, fecha que se consigna como el año de su fundación por familias españolas e indígenas del lugar. Su primer nombre fue Tolimaní, que significa lugar donde se recoge el tule. Se le atribuye como fecha de fundación el 29 de junio de 1532. A poco tiempo de las propias fundaciones de San Juan del Río y Querétaro. Al lado de los invasores españoles se asentaron pames y, quizás, otros chichimecas (jonaces, ximpeces) autóctonos.
En el siglo XVI este lugar perteneció a la jurisdicción de la provincia de Jilotepec y en 1532 fue concesionado como fundo (superficie más pequeña que la de la hacienda) a Don Nicolás de San Luis Montañés, Don Francisco Sánchez y a Don Fernando Mendoza de Luna, todos ellos de Jilotepec, quienes trajeron indios otomíes nahuatlizados para poblarlo, San Pedro Tolimán, después de declararse fundo, se creó una Misión instituida por Fray Cayetano de la Barrera de la Provincia de San Diego; pero no sería sino hasta el 20 de agosto de 1560 que los dichos pobladores entraron en posesión del fundo de su pueblo.
Respecto a las comunidades de San Miguel, San Pablo y San Antonio Bernal, eran barrios de la cabecera [San Pedro Tolimán] y que después, declarados pueblos, se le segregaron. Estos barrios no se establecieron al momento de la fundación de Tolimán, sino que fueron fundados más tarde cuando avanzaba la colonización. Al lado de los otomíes advenedizos, en ese pueblo de San Pedro y más tarde en sus «barrios» sujetos, se asentaron chichimecas pames autóctonos, unos por la fuerza, otros por conveniencia propia.
A principios de la década de 1580, los poblados otomíes y chichimecas de paz de la región de Querétaro y San Juan del Río se despoblaban, por una parte, a causa de devastadores ataques chichimecas, particularmente pames, y por otra, a causa de la peste que azotaba la región.
Las autoridades españolas temen por el pueblo de San Pedro Tolimán, en donde están asentados unos 300 pames y otomíes. La región pame de los alrededores está a punto de sublevarse toda y entrar en una confederación general panchichimeca. Los estancieros de la zona piden entonces a las autoridades virreinales que envíen tierra adentro algunos misioneros (ya mojo) franciscanos, con unos diez o doce soldados, con el fin de pacificar y convertir a esos pames, considerados los menos belicosos, y luego poder pacificar otros grupos chichimecas.
¿Sería a consecuencia de esa «Petición de los Estancieros» que el convento y la misión de San Pedro Tolimán fueron de nuevo erigidos? Además, ahí se estableció una guarnición, quizá porque anteriormente los misioneros y colonos se habían retirado a zonas más seguras. Esto es muy probable, pues fray Diego Muñoz en una relación de 1583-1584 manifiesta que el Convento de San Pedro Tolimán, el número 21 en orden cronológico de la Provincia Franciscana de Michoacán, fue nuevamente fundado.
En 1583, se inició la construcción del Convento y del Templo de San Pedro Tolimán, perteneciente a la provincia de San Pedro y San Pablo de Michoacán fue construido en 147 años y se dio por terminado en el año de 1730. En 1583 su fundó el primer hospital, dando originalmente se atendía a los indígenas y se les curaba con su propia medicina, fue cuando los indígenas encontraron por vez primera, elementos de enseñanza en artes, artesanías y técnicas agrícolas.
Los nuevos «chichimecas de paz», apenas congregados, son compelidos a ir a trabajar a las minas de Xichú, recientemente descubiertas, y a diversas estancias de San Juan del Río y Querétaro. En otro mandamiento, de 1595, el virrey ordena a las «Justicias» de las partes donde desertaron los indios de «Tuliman», que sean entregados al padre fray Bartolomé de la Concepción, para que los haga volver a sus casas. La colonización otomí de esa zona chichimeca se hacía más extensiva y profunda. Los otomíes ayudaban a la evangelización y sedentarización de los pames, bajo la supervisión de los misioneros y funcionarios hispanos.
El idioma otomí era utilizado como lengua franca. El proceso de ladinización de los chichimecas, facilitado por las autoridades españolas, se aceleraba: muchos pames se transcuIturaban en la sociedad otomí, adoptando la lengua y demás rasgos de la cultura
de esos indios que habían sido llevados allí para enseñarles el nuevo sistema de vida de los pueblos sedentarios.
En el año de 1590 fue erigida en Parroquia correspondiendo al fraile Bartolomé de la Concepción ser el primer párroco y servida por 17 frailes franciscanos que hicieron la enorme obra evangelizadora en San Pedro Tolimán a lo largo de 176 años, hasta el día 3 de septiembre de 1776 en que fue secularizada. El Templo de San Pedro Tolimán, posteriormente tuvo adiciones y remodelaciones, por iniciativa del Pbro. Felipe Lavigne, en 1946 completó la parte superior del tercer cuerpo de la torre.
«San Miguelito», como lo llaman cariñosamente sus habitantes y vecinos, se ubica en la Sierra Gorda (T’QhQ Ndo), estribación de la Sierra Madre Oriental, a siete kilómetros al suroeste de la cabecera municipal, San Pedro Tolimán (Hnini; o Ndoxa Elo), Los más antiguos documentos que conocemos referentes a San Miguel Tolimán datan de la primera mitad del siglo XVIII, pero es muy probable que anteriormente hubiera sido un «barrio» o «visita» de la primitiva misión franciscana de San Pedro Tolimán.
La construcción de la iglesia de San Miguel, según la tradición oral, empezó en 1722 y concluyó en 1780, fecha inscrita sobre el pórtico. Hasta hoy en día, existen sesenta y cinco capillas-oratorio <t’ulo nijo), diseminadas en toda la superficie de la comunidad, ya contiguas a las casas-habitación, ya aisladas en solares áridos y accidentados. Además, hay centenares de «calvarios» (nkalulbaruyo o mbots’i) o capillas individuales, erigidos en el lugar de fallecimiento de personas. Las capillas-oratorio se establecieron según la historia oral, las primeras capillas de San Miguelito habrían sido construidas a finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX. Pero las fechas que aparecen en algunos pórticos y bóvedas indican tiempos de la primera mitad del siglo XIX, aunque las características arquitectónicas corresponden al siglo XVIII. Probablemente la gran inestabilidad de la época de la Independencia ocasionó tardanza en la construcción.
Las capillas-oratorio fueron introducidas por los franciscanos en su afán de evangelización. Ya antes de la conquista española existía entre los otomíes un culto a los muertos y la veneración de numerosos ídolos, con ritos que se celebraban en diferentes lugares sagrados: cuevas, rocas, manantiales, casas, etcétera. Por lo tanto, la erección de capillas y la prolongación del culto a los muertos y a los ídolos, ahora sincretizados bajo la forma de santos católicos, así como la institución de las mayordomías, constituían factores decisivos para llevar a cabo exitosamente la conquista espiritual y material de la población indígena.
En el año de 1985, siendo señor cura de la parroquia el Sr. Pbro. José Ordaz, se comenzaron los trabajos de restauración del templo; fue y ha sido una ardua tarea ya que el templo y el ex – convento se encontraba en lamentables condiciones con grandes grietas que recorrían las bóvedas y los muros. En abril de 1991, siendo señor Cura el Pbro. Javier Gutiérrez Guevara, se continuo con la segunda etapa que consistió en: colocación de gárgolas, entortado y bruñido de sacristía, entortado y bruñido de la cúpula, enladrillado y bruñido de Bóveda principal, restauración del retablo principal y techado de 3 habitaciones, comedor y pasillo.
En el mes de agosto de 1998 se reanudaron los trabajos ahora con el padre Arturo Herrera y con aportaciones del gobierno del estado. En el ejercicio de 1998 quedó totalmente remozado el salón de actos, en la parte alta se construyeron 2 salones más. En 1999 iniciaron los trabajosa la torre del templo, aplanados y pintura de esta, impermealización de la nave del templo, remodelación de la escalera