SANTA MISA, FIN DE NOVENARIO. Hermanos peregrinos de San Rafael.

 San Rafael, el Marqués, Qro. 27 de Julio de 2016

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Ante un proceso de duelo, propiciado por la pérdida de un ser querido, un recurso inefable siempre será la oración. En la oración se encuentra siempre la oportunidad de verse fortalecidos, para no caer derrotados, ante las adversidades que encontramos en la vida. La oración siempre será un recurso para acrecentar la virtudes teologales: Fe, esperanza y caridad.

De esta manera, los habitantes de la comunidad de San Rafael, han ofrecido un novenario por el eterno de descanso de los peregrinos fallecidos el pasado domingo 17 de Julio, cuando se  disponían a visitar  a nuestra madre del cielo, en el cerro del Tepeyac; implorando además, la fortaleza necesaria para los familiares, que aún experimentan el dolor y  el sufrimiento, por tan irreparable pérdida.

Mons. Faustino Armendáriz Jiménez, Obispo de Querétaro, mostrándose como padre y pastor, acudió el día miércoles 27 del presente, a la capilla de la cumunidad de San Rafael, donde presidió la celebración Eucarística de fin de novenario, ofreciéndola por el eterno descanso de nuestros hermanos peregrinos, y por la fortaleza necesaria para los familiares.

En la homilía, resaltó la virtud de la fe, como característica de todo cristiano, pues solamente en base a esta virtud teologal, seremos capaces de no caer derrotados ante las adversidades que encontramos en la vida: Al respecto refirió:

«Hermanos de la comunidad de San Rafael, al finalizar este novenario, les saludo convencido de que seguramente esta es la oración, que de forma permanente hemos dirigido durante el transcurso de estos nueve días:  Dales Señor el descanso eterno. Y la dirigimos a Dios, porque somos personas de fe, que creemos en la resurrección de Jesús. Y porque creemos que, sin bien es cierto que nuestro paso por este mundo es pasajero, también lo es la garantía de la vida eterna».

«Siendo personas de fe, creemos que aquellos hermanos peregrinos, que han perdido la vida, están con Dios. La certeza de la vida eterna, la podremos aceptar solo a partir de esta virtud. Este acontecimiento  tan doloroso, sigue aún causando sufrimiento a la familia, a esta comunidad, al pueblo de Dios en general. Por tal razón, desde el primer momento, quiero decirles que, todos los peregrinos y peregrinas, ofrecieron un paso, un sacrificio, un momento de oración por el eterno descanso de quienes se nos adelantaron en el peregrinar terreno, y por cada uno de ustedes familiares».

«Este acontecimiento triste, fue un motivo para fortalecer nuestra fe, y fortalecer también nuestra peregrinación, tanto de hombres como de mujeres; fue para  volver a entender que somos limitados, que hoy estamos y que mañana podemos no estar, razón por la cual debemos estar permanentemente poniéndonos en la mano de Dios, como familia, los papás consagrando a sus hijos, y viviendo fraternalmente, pues en el cielo estaremos juntos».

«Por eso, en estos día de visita a la Basílica del Tepeyac, al incorporarse de nuevo a la columna, hemos querido que ustedes encabezaran la peregrinación. El grupo 148 de la comunidad de San Rafael será siempre un referente en el camino de la vida Cristiana, y al ir frente a la columna, todos nos vimos fortalecidos por su claro ejemplo de  fe viva, pues hemos visto su testimonio de confianza en el Señor, hemos visto que han sido partícipes del dolor y sufrimiento de nuestro Señor Jesucristo, hemos visto rodar las lagrimas por su ojos,  y concluimos que son personas de fe».

«Todos fuimos testigos de que ustedes continuaron su peregrinar, pues nos han enseñado que a los hombres y mujeres de fe, nada los hace detener. Hubiera sido más fácil decir: Yo no sigo caminando, quedándonos en la negativa de reclamo a Dios. Sin embargo cuando nosotros estamos tristes, inconformes, sin respuesta ante lo que pasa, él siempre nos comprende, nos consuela y nos responde.  Recordemos  la frase de la primera lectura, en la cual, Dios fuente de esperanza se dirige al profeta Jeremías y lo envía a profetizar en un momento de crisis para comunicar esperanza al pueblo». 

Mons. Faustino terminó su mensaje, dirigiéndose de forma particular a los familiares, que aún lloran la muerte de sus seres queridos, y les dijo: «Cuenten con mi oración, y la oración de todos aquellos que, habiéndose dado cuenta, han dirigido por ustedes una plegaria a Dios. Recuerden que quienes terminaron su peregrinar aquí en la tierra, solamente se nos adelantaron, porque a todos en un determinado momento, nos corresponderá también enfrentar esta realidad, que nos llevará ante la presencia de Dios».  Concluyó.

Al final de la celebración Eucarística, el pueblo manifestó al Señor Obispo, la cercanía y el acompañamiento que ha mostrado a la familia y a la comunidad en general, ante este acontecimiento. Y correspondiendo, los habitantes de San Rafael, se comprometieron a orar, por Mons. Faustino, para que el Señor le siga bendiciendo en el ejercicio de su ministerio Episcopal.