S. S. FRANCISCO: No caer en la indiferencia, ser instrumentos de la misericordia de Dios.

2016-11-09 Radio Vaticana

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(RV).- Una vez más se escuchó en la plaza de san Pedro el llamado del Papa Francisco a los cristianos del mundo a convertirse en instrumentos de la misericordia del Padre. En la audiencia general del segundo miércoles de noviembre, al reflexionar sobre las obras de misericordia corporales de visitar a los enfermos y a los encarcelados, el Papa Bergoglio dejó un importante mensaje: el Señor, con las obras de misericordia nos invita a compartir.

Quien está enfermo, a menudo se siente solo y lo mismo sucede a quien está en la cárcel. Tanto los enfermos como los encarcelados viven en una condición que limita su libertad, y es por ese motivo que visitar a uno o a otro, es una expresión elocuente y eficaz de misericordia.

Así resumió en nuestro idioma su catequesis durante la audiencia general: «Queridos hermanos y hermanas, muchos relatos de los evangelios nos muestran que la vida de Jesús se caracterizó por ser un continuo encuentro con las personas, fue especialmente cercano a los enfermos, a los que consoló y curó de sus enfermedades y dolencias. También los encarcelados fueron objeto de su cercanía; a los privados de libertad, Jesús les brindó la nueva y verdadera libertad que nace del encuentro personal con él y que da un sentido nuevo a la vida. Por lo tanto, siguiendo el ejemplo Jesús, no podía faltar entre las obras de misericordia el visitar a los enfermos y a los encarcelados. Como cristianos estamos llamados a convertirnos en instrumentos de la misericordia de Dios, siendo cercanos y sin juzgar a nadie, para que nadie se sienta abandonado a su suerte ni tampoco acusado, sino que todos, sin exclusión, se sientan amados por Dios mediante gestos que expresen solidaridad y respeto. Estos gestos, cuando son hechos en nombre de Dios, se convierten en auténticos signos elocuentes y eficaces de su misericordia».

Francisco alentó a que no dejemos solas a las personas enfermas, con el fin de que ellos encuentren alivio, y nosotros seamos enriquecidos por la cercanía con quien sufre. Los hospitales son verdaderas catedrales del dolor, dijo, en donde también se hace evidente la fuerza de la caridad que sostiene y que siente compasión.

Recordando el reciente Jubileo de los encarcelados que celebró en la basílica de San Pedro el domingo pasado, confesó que piensa a menudo en ellos y aseguró que los lleva en su corazón. «Me pregunto qué cosa los ha llevado a delinquir y cómo han podido ceder a las diversas formas de mal».

Y también compartió una pregunta para llevar a reflexionar a los fieles, seguida de una aseveración: «¿Quién puede entrar en la intimidad de la conciencia para comprender qué cosa siente? ¿Quién puede comprender el dolor y el remordimiento? Es muy fácil lavarse las manos afirmando que se ha equivocado. En cambio un cristiano está llamado a hacerse cargo, para que quien se ha equivocado, comprenda el mal realizado y vuelva en sí». Y todo esto, «sin contar el degrado que a menudo viven las personas privadas de su libertad«, agregó.

Por lo tanto la invitación que lanzó nuevamente el pontífice, fue la de volvernos instrumentos de misericordia «con actitudes de comunión y de respeto«, en lugar de dejar paso a la indiferencia, que nada aporta a unos ni a otros: «No caigamos en la indiferencia – dijo- convirtámonos en instrumentos de la misericordia de Dios». «Esto hará más bien a nosotros que a los demás, porque la misericordia pasa a través de un gesto, una palabra, una visita, y esta misericordia es un acto para restituir alegría y dignidad a quien la ha perdido«.

(Griselda Mutual – Radio Vaticano)

 

 

 

(from Vatican Radio)