Orientaciones Pastorales para la mejor vivencia del Año de la Pastoral de la Comunicación

XXVI Asamblea Diocesana de Pastoral
Plaza “Prebyterorum Ordinis” del Seminario Conciliar de Querétaro, Hércules Querétaro. Qro.,  17 de Noviembre de 2014

 

Buenas tardes:

Con gran satisfacción y esperanza hemos podido constatar durante estos dos días, el dinamismo pastoral de nuestra Iglesia diocesana, motivado principalmente por la gracia de Dios y de su Espíritu,  buscando favorecer cada vez más que el mensaje del evangelio, sea una experiencia vivida por todos aquellos que buscan encontrarse con la Verdad, la Bondad y la Belleza, a fin de dar sentido a sus vidas.

Las distintas formas de comunicación —diálogo, oración, enseñanza, testimonio, proclamación— y sus diversos instrumentos —prensa, electrónica, artes visuales, música, voz, gestos y contacto— son manifestaciones de la naturaleza fundamental de la persona humana. La comunicación revela a la persona, crea relaciones auténticas y comunidad, y permite a los seres humanos madurar en conocimiento, sabiduría y amor. Sin embargo, la comunicación no es sólo producto de una mera y fortuita casualidad, o de nuestras capacidades humanas. A la luz del mensaje bíblico, refleja más bien nuestra participación en el Amor trinitario creativo, comunicativo y unificador, que es el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Dios nos ha creado para estar unidos a él, y nos ha dado el don y la tarea de la comunicación, porque quiere que obtengamos esta unión, no solos, sino a través de nuestro conocimiento, nuestro amor y nuestro servicio a él y a nuestros hermanos y hermanas, en una relación comunicativa y amorosa.

Es por ello que en esta tarde, deseo compartir con ustedes seis orientaciones pastorales que nos ayuden para fortalecer nuestras programaciones y podamos así, impulsar con parresía el Año de la Pastoral de la Comunicación que es estamos por inaugurar: 

 

1. «Tomar en cuenta la realidad y las evaluaciones en la programación»

Soy consciente que el día de ayer ustedes han analizado la realidad y se han comprometido en cada una de sus Comisiones, para ofrecer una respuesta concreta y esperanzadora a dicha realidad. Les pido que esas conclusiones sean un punto de referencia en sus programaciones. Conscientes que la interlocución y la transversalidad, son dos herramientas que nos ayudan para fortalecer la espiritualidad de la comunión, es decir, como reza el dicho popular: “la unión hace la fuerza”. 

 

2. «Formación “en” la verdad y “para” la verdad»

Es evidente que en el centro de cualquier reflexión seria sobre la naturaleza y la finalidad de las comunicaciones humanas debe estar un compromiso con las cuestiones relativas a la verdad. Un comunicador puede intentar informar, educar, entretener, convencer, consolar, pero el valor final de cualquier comunicación reside en su veracidad. En una de las primeras reflexiones sobre la naturaleza de la comunicación, Platón subrayó los peligros de cualquier tipo de comunicación que busque promover los objetivos y los propósitos del comunicador o de aquellos para quienes trabaja sin considerar la verdad de cuanto se comunica. También vale la pena recordar la sabia definición del orador que dio Catón el Viejo: “vir bonus dicendi peritus”, un hombre bueno y honesto, hábil para comunicar (cf. Quintiliano, Institutio oratoria: XII, 1, 1).  El arte de la comunicación, por su naturaleza, está vinculado a un valor ético, a las virtudes que son el fundamento de la moral.

A la luz de esa definición, les aliento, como agentes de pastoral, a que tomen como punto de referencia: que alimentar y promover la pasión por la verdad y la bondad deben ser los objetivos que nos encaminen en esta noble tarea. Pues, es importante saber que esta pasión por la verdad, también puede servirse de cierto escepticismo metodológico, especialmente en cuestiones de interés público, no debe distorsionarse ni convertirse en un cinismo relativista según el cual se rechace o ignore habitualmente cualquier apelación a la verdad y a la belleza.

Les aliento a poner mucha atención en la “formación del ámbito de los medios de comunicación social”, en especial en las dimensiones éticas de la comunicación entre las personas, en un período en el que el fenómeno de la comunicación está ocupando un lugar cada vez mayor en todos los contextos sociales. Es importante que esta formación jamás se considere como un simple ejercicio técnico o como mero deseo de dar informaciones; conviene que sea principalmente una invitación a promover la verdad en la información y a hacer reflexionar a nuestros contemporáneos sobre los acontecimientos, a fin de ser educadores de los hombres de hoy y construir un mundo mejor. También es necesario promover la justicia y la solidaridad, y respetar en toda circunstancia el valor y la dignidad de cada persona, que tiene derecho a no ser ofendida en lo que concierne a su vida privada.

Sería una tragedia para el futuro de la humanidad si los nuevos instrumentos de comunicación, que permiten compartir el conocimiento y la información de manera más rápida y eficaz, no fueran accesibles a los que ya están marginados económica y socialmente, o sólo contribuyeran a agrandar la distancia que separa a estas personas de las nuevas redes que se están desarrollando al servicio de la socialización humana, la información y el aprendizaje. Por otro lado, sería igualmente grave que la tendencia globalizante en el mundo de las comunicaciones debilitara o eliminara las costumbres tradicionales y las culturas locales, de manera especial las que han logrado fortalecer los valores familiares y sociales, el amor, la solidaridad y el respeto a la vida.

 

3. «Estudio»

El Concilio Vaticano II habló de las grandes potencialidades de los medios de comunicación. De hecho, los padres conciliares dedicaron su primer documento a este tema y dijeron que los medios de comunicación «por su naturaleza, pueden llegar no sólo a los individuos, sino también a las multitudes y a toda la sociedad humana» (Inter mirifica, n. 1). Desde el 4 de diciembre de 1963, cuando el decreto «Inter mirifica» fue promulgado, la humanidad ha sido testigo de una extraordinaria revolución mediática, que afecta a cada uno de los aspectos de las vida humana. Deseo animarles para que durante este año, todos leamos, conozcamos y estudiemos el Decreto del concilio Vaticano II sobre los medios de  comunicación social Inter mirifica y los demás documentos que el Magisterio nos ofrece. De manera que asimilando la doctrina eclesiástica, nos veamos imbuidos del espíritu de la reforma conciliar y de aquello que el espíritu nos va pidiendo. 

 

4. «Concientización»

El análisis previo que se hizo al Sínodo Extraordinario sobre la Familia concluyó que: “Entre las distintas situaciones críticas en el seno de la familia también se mencionan constantemente las dependencias de alcohol y drogas, de la pornografía, que a veces se usa y se comparte en familia, así como del juego de azar y de los videojuegos, de internet y redes sociales. En cuanto a los medios de comunicación, por una parte, se subrayó repetidamente el impacto negativo que tienen sobre la familia, debido en particular a la imagen de familia transmitida y al hecho de que ofrecen antimodelos, que proponen valores equivocados, que confunden. Por otra, se insistió en los problemas relacionales que los medios de comunicación, junto con las redes sociales e internet, que se crean en el seno de la familia. De hecho, televisión, smartphone y computadoras pueden resultar un impedimento real al diálogo entre los miembros de la familia, al alimentar relaciones fragmentadas y alienación: también en familia se suele comunicar cada vez más mediante la tecnología. De este modo, se acaban viviendo relaciones virtuales entre los miembros de la familia, en las que los medios de comunicación y el acceso a internet sustituyen cada vez más las relaciones. Al respecto, se observó que además del riesgo de disgregación y desunión familiar, existe la posibilidad de que el mundo virtual se convierta en una auténtica realidad sustitutiva. Las respuestas subrayan reiteradamente que estos instrumentos se apoderan incluso del tiempo libre para la familia. Se subrayó además, el fenómeno creciente en la era de internet del overload informativo (information overloading): el aumento exponencial de la información recibida, al que con frecuencia no corresponde un aumento de su calidad, junto a la imposibilidad de verificar siempre la credibilidad de las informaciones disponibles on line. El progreso tecnológico es un desafío global para la familia, en cuyo seno causa rápidos cambios de vida respecto a los valores, las relaciones y los equilibrios internos. Los puntos críticos surgen, por tanto, con más evidencia donde en familia falta una educación adecuada al uso de los medios de comunicación y de las nuevas tecnologías (cf. Instrumentum laboris, n. 67-68) Por este motivo, les animo par que busquemos estrategias pastorales que favorezcan la concientización del impacto que los medios de comunicación desempeñan, especialmente en  el seno familiar. 

 

5. «Preparación de la predicación»

Tanto el Papa Benedicto XVI como el Papa Francisco nos han ayudado a tomar conciencia del valor y de la trascendencia de la predicación, especialmente en la homilía. Por eso, quiero insistir a cada sacerdote, para que especialmente durante este año, nos esforcemos en la preparación  de nuestras homilías. Ayudados de la ciencia  homilética y de las enseñanzas que recientemente el Papa Francisco nos ha señalado en la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium (cf. nn. 135-144) “Una buena homilía debe contener una idea, un sentimiento, una imagen”. Más aún debe ser fruto de la oración y del profundo dialogo con Dios. A los catequistas que ofrecen la formación pre sacramental, les exhorto para que con generosidad y profesionalismo se esfuercen cada vez más, en preparar con ayuda de la técnica a su alcance, la catequesis que cada uno de ustedes imparte. 

 

6. «Fidelidad al Evangelio»

Todos estos elementos harán que  nuestra tarea misionera, logre ser más eficaz, “comunicando mejor la verdad del Evangelio en un contexto determinado, sin renunciar a la verdad, al bien y a la luz que pueda aportar cuando la perfección no es posible” (cf. EG, 45). Pues como afirma el Papa “Al mismo tiempo, los enormes y veloces cambios culturales requieren que prestemos una constante atención para intentar expresar las verdades de siempre en un lenguaje que permita advertir su permanente novedad. Pues en el depósito de la doctrina cristiana «una cosa es la substancia […] y otra la manera de formular su expresión». A veces, escuchando un lenguaje completamente ortodoxo, lo que los fieles reciben, debido al lenguaje que ellos utilizan y comprenden, es algo que no responde al verdadero Evangelio de Jesucristo. Con la santa intención de comunicarles la verdad sobre Dios y sobre el ser humano, en algunas ocasiones les damos un falso dios o un ideal humano que no es verdaderamente cristiano. De ese modo, somos fieles a una formulación, pero no entregamos la substancia. Ése es el riesgo más grave. Recordemos que «la expresión de la verdad puede ser multiforme, y la renovación de las formas de expresión se hace necesaria para transmitir al hombre de hoy el mensaje evangélico en su inmutable significado»” (EG, 41).

¡Gracias!

 

† Faustino Armendáriz Jiménez
Obispo de Querétaro