FIESTA PATRONAL, Parr.  Nuestra Señora de Lourdes.

Col. Lázaro Cárdenas, Qro.  11 de Febrero de 2018.

La comunidad parroquial de Nuestra Señora de Lourdes, ubicada en col. Lázaro Cárdenas, Querétaro, Qro. Recibió la visita de Mons. Faustino Armendáriz Jiménez, Obispo de Querétaro,  quien con motivo de la fiesta patronal en honor a Nuestra Señora de Lourdes, presidió la Santa Misa en el templo parroquial, el día 11 de  Febrero de 2018.

En su homilía Mons. Faustino, resaltó dos grandes privilegios que el Señor nos concede  y en este día la Palabra de Dios nos regala y dijo:

“El primer privilegio en el que quisiera hacer hincapié  – dijo- es “El que tiene el privilegio de encontrarse con Jesús, está delante de Jesús”, y al reconocer en Jesús al Mesías, al reconocer en Jesús el único camino de salvación, al reconocer a Jesús el Señor de su vida, al reconocer en el Señor, a alguien mucho más superior que aquella lepra que le destrozaba,  se postra; es decir, lo adora, cae por tierra delante de Jesús. Porque el pecado aleja de Dios, la lepra del pecado aleja de Dios, eso creo que tendría que llevarnos  también a querer balbucear la mismas palabras que el leproso del evangelio de hoy, tenemos el mismo privilegio, todos los días y cuando tú quieras  postrarte ante Jesús en el Sagrario, que está vivo, igualito que cuándo el leproso se lo encontró y decirle a Jesús “Señor, Sáname” si tú quieres puedes sanarme eso que traigo cargando desde hace años o desde hace una semana que en tu conciencia va pesando , o que en mi corazón  va poco a poco haciéndome que yo me acabe a pedazos, “Señor, Si tú quieres puedes curarme”

Un Segundo privilegio quisiera tocar, es el mismo privilegio que en 1958 tuvo aquella niña, Bernardita de Subiru, de encontrarse con la Madre del Señor, con Nuestra Señora la Inmaculada, a quien nosotros llamamos Nuestra Señora de Lourdes. Hermanos tenemos el privilegio de encontrarnos con María en el  rezo del santo Rosario, y poder decir, poder nosotros hablarle, poder expresarle nuestra ternura y nuestro cariño, a través de  las hermosas oraciones del Santo Rosario.  Hemos tenido el privilegio de que María nos hable y seguramente ahí, en el encuentro con María ella nos hablara también con el mismo mensaje de Lourdes “Oración y penitencia”.

A continuación les compartimos el texto completo de la homilía:

“Muy queridos hermanos en este día impórtate pata esta comunidad parroquial, -que incluso se hace fiesta-  para destacar este día en el cual se conmemora La Patrona de esta comunidad Nuestra Señora de Lourdes, creo que la Palabra de Dios ilumina esta  celebración de tal manera que nos da la oportunidad para descubrir o redescubrir el inmenso amor que Dios nos tiene y podemos resaltar  dos privilegio s en esta celebración:

El Primero: A la Luz de la  Palabra de Dios, cuando escuchamos el evangelio, nos dimos cuenta como aparece en la escena un hombre muy enfermo y digo muy enfermo porque era una enfermedad letal una enfermedad incurable, un enfermo de lepra que veía con impotencia como día a día su cuerpo se iba deshaciendo, se iba destrozando y creo que eso era doloroso pero más doloroso ero como lo marginaban como lo hacían a un lado como un apestado de tal manera que lo mandaban a vivir en los cementerios; pero no solo civilmente no podía vivir en la población , sino que religiosamente tampoco podía acercarse al templo, porque contaminaba con su impureza a aquel al cual se le acercaba, este cuadro hace crecer el  drama de aquel hombre , el dolor, un hombre lastimado totalmente de su corazón y no tiene alternativas, y todavía más, así lo decía la ley , que consideraban la ley de Dios. Al aplicarse esta ley parece que Dios estaba ausente porque no había misericordia para aquel hombre, nadie podía tener contacto con él.

Sin embargo el primer privilegio en el que quisiera hacer hincapié es; “El que tiene el privilegio de encontrarse con Jesús, está delante de Jesús”, y al reconocer en Jesús al Mesías, al reconocer en Jesús el único camino de salvación, al reconocer a Jesús el Señor de su vida, al reconocer en el Señor, a alguien mucho más superior que aquella lepra que le destrozaba,  se postra; es decir, lo adora, cae por tierra delante de Jesús. Ninguno de nosotros nos arrodillamos,  ni nos inclinamos delante de un semejante a nosotros, solamente delante de Dios.

Hermanos aquel hombre en su postración expresa la súplica,  de ser sanado, de ser liberado de aquella situación de enfermedad, pero también de aquella situación social  que lo pulverizaba de  la sociedad y en la oración logra balbucear una palabras “Señor, si tú quieres, puedes curarme” Creo que esta tendría que ser nuestra oración de cada uno de nosotros, que quizá no tenemos lepras que se nos vallan cayendo lo dedos, las manos, los pies, el rostro, pero posiblemente estamos en peligros, sufrimos una lepra que también  nos desfigura, nos destruye, que hace que desfiguremos con nuestra persona  la imagen de Dios , nuestra imagen de Hijos de Dios, que tendríamos que manifestar al menos delante de los hijos , delante de la familia, y no digamos delante de la comunidad,  porque el Pecado es una lepra que nos margina y nos margina de otros ,porque quien así vive se hace egoísta, quien así vive le pierde el sentido a la vida y lo peor es que también se segrega, se aleja de Dios, eso es lo más triste.

Porque el pecado aleja de Dios, la lepra del pecado aleja de Dios, eso creo que tendría que llevarnos  también a querer balbucear la mismas palabras que el leproso del evangelio de hoy, tenemos el mismo privilegio, todos los días y cuando tú quieras  postrarte ante Jesús en el Sagrario, que está vivo, igualito que cuándo el leproso se lo encontró y decirle a Jesús “Señor, Sáname” si tu quieres puedes sanarme eso que traigo cargando desde hace años o desde hace una semana que en tu conciencia va pesando , o que en mi corazón  va poco a poco haciéndome que yo me acabe a pedazos, “Señor, Si tú quieres puedes curarme”

Tengamos la seguridad de que del Sagrario salió y   saldrá esa voz que te dice: “Queda limpio” pero queda  limpio si tú de verdad quieres quedar limpio, porque a veces  nos confesamos porque toca confesarse, porque es cuaresma a, porque quiero comulgar en alguna celebración, pero no hay conversión , no quiero sanar , y eso no lo puede hacer dios , ni siquiera Dios puede salvarte a ti , sin ti, por eso el gran  privilegio que tenemos es el poder encontrarnos reconociéndonos como leprosos, lepras pequeñas o lepras grandes, pero al fin de cuentas lepras es decir pecados, delante del sagrario  que nos anime este pasaje del evangelio a visitar más a Jesús , hacernos más encontradizos con Jesús , aprovechar ese privilegio que tenemos todos lo cristianos católicos de creer en la presencia real de Jesús,  a enseñar a los niños, a sus hijos ,  a sus nietos,  a llevarlos al Sagrario y decirles , ahí está el Señor, que nos puede ayudar , que nos puede liberar, que nos puede responder, como les respondía a los enfermos del evangelio. Dios nunca se queda quieto, Dios nunca nos saca la vuelta, quizá nosotros si le sacamos la vuelta a algún indigente que viene a nosotros a pedirnos  algo y nos vamos por otro camino, o nos hacemos los indiferentes, “Dios, No” Dios es capaz de afrontar la situación, de encontrarte a ti y te escucha. Hoy le pedimos al Señor, que nos acreciente este deseo de acercarnos a  su sagrario.

Un Segundo privilegio quisiera tocar, es el mismo privilegio que en 1958 tuvo aquella niña Bernardita de Subiru, de encontrarse con la Madre del Señor, con Nuestra Señora la Inmaculada, a quien nosotros llamamos Nuestra Señora de Lourdes, por haberse aparecido en aquella población francesa, eran los tiempos en los cuales se había proclamado el dogma de la Inmaculada Concepción, donde se hacía como un decreto de fe, donde María había sido concebida sin mancha desde el primer momento en el seno de su Madre,  y ahora María se aparece como un a correspondencia de Dios, y como un gran privilegio para nosotros de que ella nos traiga de sus propios labios, un hermoso mensaje , pero un mensaje exigente, un mensaje que quizá me atrevo a decir le hemos hecho poco caso, “Oración y ayuno”

Iniciaremos pronto el miércoles de ceniza,  la Cuaresma,  y nos seguiremos preguntando, ¿si el viernes hay que ayunar? Y ¿Qué es el ayuno? ¿Qué puedo comer? ¿Hasta dónde me lo permite? Hermanos el ayuno es de Conciencia, pero ayuno es ayuno, no hay otro significado,  el ayuno es un acto penitencial, un acto de penitencia personal en el cual nosotros no privamos de algo, en este caso de algún alimento  y pensar más en Dios y pensar en el hermano necesitado de tal manera que podamos orientar  aquello que no tomamos hacia alguien que lo necesita, pero también la oración y especialmente el rezo del santo rosario , que tendríamos que hacer todos los días, como un remedio contra el maligno, como un arma de salvación.

Hermanos tenemos el privilegio de encontrarnos con María en el  rezo del santo Rosario, y poder decir, poder nosotros hablarle, poder expresarle nuestra ternura y nuestro cariño, a través de  las hermosas oraciones del Santo Rosario.  Hemos tenido el privilegio de que María nos hable y seguramente ahí, en el encuentro con María ella nos hablara también con el mismo mensaje de Lourdes “Oración y penitencia”.

Que aprovechemos estos privilegios que tenemos de encuentros con Dios  y de camino para llegar al cielo, recuerden que e somos peregrinos y mañana o pasado nos puede llamar el Señor, independientemente de la edad que tengamos, recuerden que estamos de paso y que nuestro ideales el cielo no oro lugar, por eso recuerden que la vida es un proceso de conversión permanente donde el Señor no solamente quiere ayudarme a sanar yo sino también quiere ayudarme a ayudar a otros con una actitud misionera y llevar la Palabra de Dios y llevar al  encuentro con Dios  a otros hermanos.

Que el Señor nos ayude y que este hermoso templo que están construyendo en honor a Nuestra Señora de Lourdes, siga creciendo, de tal manera que ella sin duda alegre los logros de esta comunidad y siga bendiciendo mucho a sus familias” Concluyó.