Homilía en la Misa con motivo de la visita de la Santísima Virgen de El Pueblito a la Catedral

Santa Iglesia Catedral, Ciudad Episcopal de Santiago de Querétaro, Qro., 18 de abril de 2015

Año de la Pastoral de la Comunicación – Año de la Vida Consagrada

 

Queridos hermanos sacerdotes y diáconos,

queridos miembros de la vida consagrada,

queridos seminaristas,

hermanos y hermanas todos en  el Señor:

 

1. Envueltos por el clima de la pascua  esta mañana de sábado nos hemos reunido para celebrar la fiesta litúrgica fiesta de la Santísima Virgen María en su advocación de «El Pueblito», en esta su visita que ha hecho durante estos días a esta Santa Iglesia Catedral. “Consientes que la Iglesia, al ejercer su función maternal, celebrando los sacramentos de Iniciación Cristiana, reconoce en la Santísima Virgen María el modelo de su maternidad y se da cuenta, además, de que en la Madre de Cristo tiene un modelo y una ayuda en el encargo de proclamar, que Cristo le encomendó después de resucitar de entre los muertos” (cf. Misal de la Virgen María, p. 89). Especialmente, cando vemos que la tarea evangelizadora es una urgencia y una tarea que nos apremia.

2. María de Nazaret, la mujer llena de gracia, nos enseña que la  alegría de tener a Cristo en el corazón nos debe encaminar ‘presurosos’ para comunicar el alegre mensaje de la salvación. Especialmente a todos aquellos hombres y mujeres que  se encuentran  en la dificultad, en el dolor o en la necesidad. Pues sólo Cristo es capaz de provocar en nosotros la alegría desbordante que llena nuestra vida y satisface nuestras inquietudes.

3. María de Nazaret, la discípula del Señor que ha creído, nos enseña que por la fe, el todo poderoso realiza grandes cosas en favor de los hombres. Es la fe la condición que Dios nos permite descubrir a Dios en el camino de nuestra vida. “Quien no quiere fiarse de Dios se ve obligado a escuchar las voces de tantos ídolos que le gritan: « Fíate de mí »”. Creer significa confiarse a un amor misericordioso, que siempre acoge y perdona, que sostiene y orienta la existencia, que se manifiesta poderoso en su capacidad de enderezar lo torcido de nuestra historia. La fe consiste en la disponibilidad para dejarse transformar una y otra vez por la llamada de Dios. He aquí la paradoja: en el continuo volverse al Señor, el hombre encuentra un camino seguro, que lo libera de la dispersión a que le someten los ídolos (cf. Lumen fidei, 13). La Santísima Virgen es la mujer de fe que dejó entrar a Dios en su corazón, en sus proyectos; es la creyente capaz de percibir en el don del Hijo el advenimiento de la «plenitud de los tiempos» (Ga 4,4), en el que Dios, eligiendo la vía humilde de la existencia humana, entró personalmente en el surco de la historia de la salvación. Por eso no se puede entender a Jesús sin su Madre.

4. María de Nazaret, la humilde esclava del Señor, nos enseña que el servicio del Evangelio en favor de los hombres, es el mejor servicio, pues Cristo con su encarnación y su resurrección dispersa a los soberbios de corazón, destrona a los poderosos, exalta los humildes. A los hambrientos los colma de bienes y a  los ricos los despide vacíos (cf. Lc 1, 55- 56). Con este ejemplo vemos – como nos enseña el Papa Francisco – que la tarea evangelizadora se mueve entre los límites del lenguaje y de las circunstancias. Procura siempre comunicar mejor la verdad del Evangelio en un contexto determinado, sin renunciar a la verdad, al bien y a la luz que pueda aportar cuando la perfección no es posible. Un corazón misionero sabe de esos límites y se hace «débil con los débiles […] todo para todos» (1 Co 9,22). Nunca se encierra, nunca se repliega en sus seguridades, nunca opta por la rigidez autodefensiva. Sabe que él mismo tiene que crecer en la comprensión del Evangelio y en el discernimiento de los senderos del Espíritu, y entonces no renuncia al bien posible, aunque corra el riesgo de mancharse con el barro del camino.  Hoy y siempre, «los pobres son los destinatarios privilegiados del Evangelio», y la evangelización dirigida gratuitamente a ellos es signo del Reino que Jesús vino a traer. Hay que decir sin vueltas que existe un vínculo inseparable entre nuestra fe y los pobres. Nunca los dejemos solos (EG, 48).

5. Queridos hermanos y hermanas,  en el corazón de la pascua el ejemplo de María como la mujer llena de gracia, la discípula del Señor que ha creído y la humilde esclava del Señor,  nos debe ayudar para fortalecer nuestro amor y compromiso cristianos. hoy carecería de sentido un culto y una devoción a la Santísima Virgen María si no nos convencemos que  en la tarea evangelizadora  cada uno de nosotros  desempeñamos un papel fundamental, más aún esencial.

6. Si la Iglesia entera asume este dinamismo misionero, debe llegar a todos, sin excepciones (EG, 48).  En este sentido creo que la Santísima Virgen de El Pueblito no puede enseñar cómo; Ella es la Gran Evangelizadora que durante siglos ha recorrido los caminos de la evangelización.

7. Me alegra que en esta santa Mia estén presentes cada uno de ustedes seminaristas y formandos,  pues no cabe duda que la Santísima Virgen María tiene mucho que enseñarles en su proceso formativo. No duden en aprender de ella los caminos para que como ella presurosos comuniquen la alegre noticia del Evangelio. Ella, conducida por el Espíritu Santo  llevó presurosa a Cristo al Precursor para que fuera causa de santificación y alegría para él y ahora para nosotros.

8. Pidámosle a la Santísima Virgen María que nos acompañe y que nos bendiga. amén.

 

† Faustino Armendáriz Jiménez

Obispo de Querétaro