PALABRA DOMINICAL: DOMINGO 2º DEL TIEMPO DE ADVIENTO Mt. 3, 1-12 PENITENCIA Y CONVERSION, PALABRAS INCOMODAS

DOMINGO 2º DEL TIEMPO DE ADVIENTO

Mt. 3, 1-12

PENITENCIA Y CONVERSIÓN, PALABRAS INCOMODAS

Mons. Faustino Armendaris

La palabra de Dios en este domingo tiene como objetivo preparar el encuentro con el Señor. Esta es la misión de Juan el Bautista; y precisamente este pasaje caracteriza eficazmente la misión del Bautista: Israel había nacido en el desierto durante el tiempo del éxodo; después del retorno del exilio de Babilonia se tiene un nuevo éxodo. Ahora era necesario renacer, en la escucha de la voz del profeta que, justamente, predica en el desierto e invita a preparar la venida del Señor.

La radicalidad del mensaje de Juan se caracteriza por su claridad y por las duras metáforas que lo expresa; con la misma claridad y contundencia  anunciaba a sus oyentes la necesidad de la conversión. Es el núcleo de su predicación que él entiende tomando como punto de referencia el Antiguo Testamento. Penitencia y conversión son palabras incomodas, pero la conversión del corazón es el único título valido para entrar en el Reino. El anuncio de la conversión significa: si te vuelves a Dios le encontraras como a un Padre, lo mismo que el hijo prodigo. Pero necesitas levantarte y volver a él.

De poco vale velar celosamente por la doctrina de Jesús si no se hace realidad concreta en las instituciones y en los detalles de la vida. Quizá faltan en la actualidad profetas valientes capaces de levantar el dedo con la firmeza de Juan. Tal vez abundan en exceso los profetas de la moderación, del respeto y de la tolerancia, pero sin respeto a la verdad. No se aboga por la dureza ni por las condenas, pero si respeto a la verdad al estilo de Juan, quien con Jesús hicieron creíbles sus enseñanzas con el ejemplo, sin ambigüedades de su vida. Los profetas auténticos vienen a sacar a los profetas distraídos de sus falsas seguridades.

En el tiempo de adviento escuchemos al profeta, escuchemos al más grande de los profetas: a Jesús, ya que es un tiempo para salir al encuentro del Señor que viene. Un tiempo de conversión, la cual pone a Dios en el centro de la vida y de las actividades, y hace que todo gire armoniosamente en torno a él.

El pasado domingo comenzábamos este tiempo de preparación para acoger a Jesús y se nos hacía ver que esto no se improvisa, que hay que estar atentos y prepararse bien; por eso, este domingo nos habla Juan Bautista y nos dice hoy, que hay que estar bien preparados, que hay que cambiar lo que sea necesario, cambiar de dirección, convertirse porque Dios está cerca. El Mesías viene para removerlo todo, hasta lo que se tiene por verdad intocable. El Mesías rompe todas las seguridades inventadas.

De ahora en adelante, nada nos dará seguridad, nada más que un nombre: Jesús. De ahora en adelante  quien quiera estar seguro tendrá que aceptar la única seguridad que Dios da: estar colgados de él, porque él está acordándose de su pueblo, él está haciendo salvación.

Invitación: En este Adviento abre tu Biblia, lee y medita en familia la Palabra de Dios.