DESDE LA CEM: SEMBRAR Y FORTALECER LA ESPERANZA.

                SEMBRAR Y FORTALECER LA ESPERANZA

Mensaje de los Obispos de la Provincia Eclesiástica de Oaxaca.

 

Los Obispos de la Provincia Eclesiástica de Oaxaca, en este tiempo de Adviento, saludamos con aprecio y cariño a todo el Pueblo de Dios confiado a nuestro cuidado pastoral. Ante el cambio de administración del gobierno del Estado y los graves problemas sociales, desde nuestra fe, queremos ofrecer una palabra de esperanza a nuestras comunidades

La esperanza no se finca en ideas abstractas, se enraíza en encuentros históricos con alguien a quien creemos y amamos; con alguien que nos cree y nos ama. Creer en alguien, amar y ser amado por alguien es poner cimiento a la esperanza. Cuando ese alguien es el mismo Dios, entonces la esperanza se vuelve inquebrantable capaz de impulsar la entrega generosa hasta el heroísmo.

La esperanza se fortalece cuando cultivamos ideales y valores, cuando caminamos decididamente por la verdad y el bien; así se van forjando las personas constructivas y realizadas, aún en la más densa oscuridad y en el deterioro de la vida encuentran y muestran una luz; son los hombres y mujeres de esperanza. Sin creer y sin amar, sin caminar por la verdad y el bien es imposible la esperanza.

 En diferentes ocasiones hemos señalado los males que más están dañando la vida de las personas y de nuestras comunidades en las diferentes regiones de nuestro Estado. Siempre hemos expresado nuestra preocupación ante los graves problemas sociales, la violencia y manipulación de las necesidades.

En el proceso electoral exhortamos a no reducirlo a ofrecer solo promesas a cambio de votos, sino asumirlo como oportunidad para crecer en la responsabilidad ciudadana, en participación más consciente en la construcción de una sociedad en la que podamos convivir con respeto, con justicia y en paz. Esto exige el compromiso de todos, principalmente de quienes sirven a la sociedad en un cargo público.

            Una vez más señalamos la urgencia de atender lo siguiente:

 1- La inseguridad por la violencia creciente con los variados rostros de la delincuencia: asaltos, extorsiones, desapariciones, secuestros, asesinatos, frecuentes en varias zona y sin duda conocidos por las autoridades. Esto inyecta miedo y cultiva la desconfianza entre las personas y hacia las instituciones, más cuando se constata que están infiltradas y contaminadas. Así se difunde y crece la cultura del desprecio a la vida.

  Hoy más que nunca es indispensable fortalecer el cultivo de los valores humanos desde la familia y a todos los niveles para reconstruir el cimiento del tejido social.

2- La corrupción e impunidad se alimentan y fortalecen con la inseguridad y la violencia; la falta de un estado de Derecho permite que la ley del más fuerte se imponga sobre los demás destruyendo el bien común. La bondad de la política como verdadera vocación de servicio a la comunidad, se desprestigia al ver que muchos que ocupan un puesto público lo aprovechan para su beneficio personal. A esto hay que añadir, en no pocas ocasiones, la mala administración de los recursos públicos. De allí la desconfianza y deterioro de la credibilidad.

Urgen controles efectivos de transparencia con la atención de actores cualificados y con autoridad moral de la sociedad; ayudaría a las mismas autoridades y sería el camino para recuperar la confianza y credibilidad de la sociedad y el fortalecimiento de las instituciones.

3- La pobreza por injusticia social y el desempleo en Oaxaca son tierra fértil para la violencia, el deterioro de la vida familiar y la frustración de los jóvenes; lo que más necesitan nuestros pueblos es la generación de empleos que permitan la superación personal, familiar y social con salarios dignos. Otro rostro de esa pobreza es la migración; entre los efectos negativos de ésta palpamos la desintegración de familias y el deterioro de valores culturales de nuestros pueblos, principalmente en los jóvenes que ven en la droga y el narcotráfico el camino fácil para conseguir recursos.

 4- La educación. Los Obispos de Oaxaca hemos señalado que una educación deficiente y, sobre todo, sin el cimiento de los valores, perjudica gravemente a toda la sociedad; la hunde fácilmente en la manipulación, en la pobreza y la falta de libertad. Es criminal lucrar política, económica o socialmente con la ignorancia.

Reconocemos que al inicio de la nueva administración pública se mezclan temores y esperanzas en el ánimo de nuestros pueblos. El temor y la indiferencia paralizan, la esperanza y el trabajo estimulan a caminar. Levantemos la esperanza y trabajemos buscando juntos el bien común por encima de cualquier interés particular, sea de grupo o de partido.

Los católicos no podemos rendirnos ni sentirnos derrotados, sino urgidos a participar con la fuerza del Espíritu de Cristo Resucitado; ante los graves problemas y desafíos contamos con la fuerza del Señor. ¡Cristo venció el mal y la muerte con el poder del bien y del amor! Él nos dice: «Les he dicho estas cosas para que tengan paz en mí. En el mundo tendrán tribulación. Pero ¡Ánimo! Yo he vencido al mundo” (Jn 16, 33).

Sólo los cambios que mejoren realmente la vida de las personas y de los pueblos ayudarán a superar el creciente descontento social. Recordamos lo que en el Documento “Que en Cristo nuestra Paz México tenga vida digna”, proponíamos:

* Impulsar medidas para prevenir la violencia considerada un mal endémico. Eso supone:

– Prestar especial atención a la familia, a los centros educativos, a la adolescencia y a la juventud

– Propiciar las condiciones para la satisfacción de las necesidades básicas y para el trabajo.

– Educar  para la convivencia y la resolución pacífica de los conflictos.

– Fortalecer el estado de Derecho y apoyar a los Municipios en ese campo.

* Abordar los conflictos sociales desde una opción ética y de un compromiso por la paz, a partir del valor de la vida y la dignidad del ser humano en todas sus etapas y de sus derechos fundamentales.

* Promover la cultura del diálogo como forma privilegiada de contribuir con aportes desde las propias convicciones en la construcción de lo público.

* Apoyar a las comunidades para que ellas mismas hagan sus proyectos de desarrollo, mejorando sus habilidades para la gestión y participación en la construcción del bien común.

 Nuestra oración por las nuevas autoridades y, desde nuestra misión, también nuestro apoyo a todo lo que abone a la verdad, a la unidad y al bien común de la sociedad; confiamos en que impulsarán lo que más necesita Oaxaca. No tengamos miedo de servir con honestidad, generosidad y eficacia; es lo que el pueblo pide y necesita de todos, sobre todo  de los servidores públicos.

 El tiempo de Adviento, Diciembre con las fiestas de la Santísima Virgen y Navidad nos llaman a levantar la cabeza y a fortalecer la esperanza ante la situación difícil que vivimos. Imploremos a la Santísima Virgen de manera especial en su advocación de la Inmaculada de Juquila, de la Soledad y de Guadalupe; no nos soltemos de su mano; escuchemos y guardemos en el corazón sus palabras: «¿No estoy yo aquí que soy tu madre… no estás en mi regazo y corres por mi cuenta?». En la Navidad celebramos que Dios ha venido por nosotros y para estar con nosotros; que Dios camina a nuestro lado. ¡Animo, no estamos solos!.

  Con nuestra oración y bendición para todos.

+ José Luis Chávez Botello.

Arzobispo de Antequera Oaxaca.

 

+ Oscar A. Campos Contreras.

     Obispo de Tehuantepec.

 

+ Pedro Vázquez Villalobos.                                                               Obispo de Puerto Escondido.

+ José Alberto González Juárez

  Obispo de Tuxtepec.

+ Héctor Guerrero Córdova.

  Obispo Prelado de Mixes.

+ José Armando Álvarez Cano

  Obispo Prelado de Huautla.

 

+ Gonzalo A. Calzada Guerrero.

Obispo Auxiliar de Antequera Oaxaca.