DESDE LA CEM: Peregrinar para reconstruir vidas y la sociedad.

Los sismos del pasado 7 y 19 de Septiembre han dejado destrucción y muerte de cientos de hermanos, personas heridas y las dañadas psicológicamente de todas las edades; junto al dolor por la pérdida irreparable de tantos muertos están los cuantiosos daños materiales de casas, fuentes de trabajo, escuelas, edificios públicos y templos. Todo esto pone al descubierto la fragilidad y limitación humana que doblega toda soberbia, egoísmo y ambición; pero también palpamos la grandeza del corazón de miles de personas para compartir, servir y entregarse por los demás con todo lo que tienen.

Estas expresiones de solidaridad desde lo que cada uno tiene según su capacidad, trabajo, profesión y edad, los testimonios heroicos de generosidad hasta arriesgar la vida por otros, sean un estímulo para prepararnos a la reconstrucción. Ciertamente «México está de pie»; pero se requiere caminar, peregrinar hacia la reconstrucción. La emergencia es la etapa inicial como la primera jornada del peregrino, nos muestra grandeza de corazón y generosidad, entrega de miles de hermanos de todos los rincones del país: son la luz, el alimento y el camino para emprender la reconstrucción.

Aún estamos en la etapa de emergencia; urge no bajar los brazos ni desinformar, desalentar o dividir. Para emprender juntos la reconstrucción serán necesarios encuentros de información y sensibilización para conocer y mejorar el proyecto, talleres de participación y capacitación a diferentes niveles. Desde el principio habrá que cuidar que toda labor de reconstrucción esté realmente libre de todo intereses, oportunismo político y de protagonismos; serán tentaciones para algunos; de allí la necesidad de instrumentar bien la transparencia y rendición de cuentas.

La reconstrucción será una etapa larga y fatigosa de años que requiere ya equiparnos de disponibilidad, organización y capacitación para servir mejor; diseñar el proyecto de reconstrucción por quienes tienen responsabilidad, capacidad, honestidad para servir al bien común. Todos estamos llamados a colaborar: las instituciones, organizaciones, MCS, profesiones, empresarios y trabajos de los diferentes sectores de la sociedad sobre todo representantes de las zonas siniestradas; también la Iglesia desde su misión. Todos tenemos algo o mucho que aportar: asesoría, conocimientos, recursos materiales y servicios.

Necesitamos un proyecto concreto en el que la participación activa, consciente y responsable en la reconstrucción material, vayamos reconstruyendo al mismo tiempo el tejido social: otra manera de relacionarnos, de trabajar y de realizar las responsabilidades en la sociedad. Los sismos también nos muestran que los cimientos y pilares estructurales de nuestra sociedad ya no funcionan así, están agrietados y con daños estructurales que amenazan derrumbarse; nos urge reconstruir con otra manera de  trabajar, hacer política, de educar y de vivir en Oaxaca.

Este es el sentido y finalidad principal de nuestra peregrinación al santuario de la Inmaculada de Juquila el próximo sábado; la reconciliación comporta necesariamente la reconstrucción de la propia vida, de la familia y de la sociedad; la fe nos exige proyectarla en la reconstrucción de nuestra sociedad. Ese día, a las 9.00 horas saldremos del pedimento en peregrinación, esperaremos a la entrada de Juquila para entrar todos juntos de manera solemne al Santuario; la celebración de la Misa será a las 13.30 horas.

Todos somos limitados y frágiles; por intercesión de la Virgen Santísima vamos a implorar la ayuda misericordiosa de Dios en este momento que vivimos y sufrimos; que nos mueva y ayude a quitar las barreras de soberbia, ambición y egoísmos y nos guíe de la mano para emprender juntos la peregrinación de la reconstrucción material, moral y espiritual de Oaxaca. Invitamos a todos a disponernos y motivarnos para peregrinar espiritualmente; pondremos en manos de la Virgen Santísima la tarea ardua de la reconstrucción.

 

+ Mons. José Luis Chávez Botello 

Arzobispo de Antequera Oaxaca