De las primeras consecuencias del auto proclamado califato

A la muerte de Mahoma, fundador del islamismo, no dejó sucesor; entonces sus seguidores se dividieron en dos posturas: los que consideraban que el sucesor tendría que ser por descendencia familiar y los que propugnaban una postura en la que el líder tendría que ser el Califa (que significa “sucesor”). De las dos posturas surgieron dos grupos: los sunitas que proponían el califato, y los chiítas, que defendían la sucesión en línea de familia.

Califato significa pues tanto el proceso de elección del líder, en este caso religioso y político, de los musulmanes en todo el mundo; como el sistema de gobierno. El último califato histórico fue el del Imperio otomano que vio su fin en 1924.

En días recientes un grupo de extremistas sunitas muy activos en Siria e Irak autodenominados Estado Islámico de Irak y el Levante (ISIS, por sus siglas en inglés) abreviaron su nombre a simplemente “Estado Islámico” y también el 29 de junio pasado proclamaron la creación de un califato, que comprendería por ahora territorios de Siria e Irak. Proclamaron como Califa a Abu Bakr Al Baghdadi, llamado de ahora en adelante Califa Ibrahim.

Una de las características del califato es que se rige con estricta interpretación que el grupo tiene de la ley islámica. El régimen de Ibrahim ha emanado diver­sas disposiciones referentes a las mujeres: deben darse las jóvenes vírgenes en esposas a los yihadistas, ha impuesto la segregación de los sexos en las Universidades, y la más terrible en los últimos días, ha pedido la infibulación para todas las mujeres del califato, incluidas las niñas, aduciendo para la brutal disposición inexistentes motivaciones religiosas. Este régimen ha dado órdenes precisas de aplicar estas leyes bárbaras e irracionales haciendo referencia espe­cialmente a dos ciudades bastión del cristianismo: Aleppo en Siria y Mosul en Irak.

Según datos de la UNICEF más de 130 millones de niñas y mujeres adultas han sido sometidas a mutilaciones genitales. Y Según fuentes de la ONU en los próximos diez años otros 30 millones de niñas están en riesgo de sufrir el mismo suplicio. Somalia, Guinea y Yibuti son los países donde la infibulación está más difundida, en donde 9 de cada diez mujeres de entre 15 y 49 años la sufren. También datos de la UNICEF en países como Chad, Gambia, Mali, Senegal, Sudán, Yemen e incluso en algunas zonas de Egipto la infibulación sería una práctica muy difundida.

Opacado el conflicto en Siria por el actual entre palestinos e israelíes, sigue reportando víctimas inocentes todos los días. Según datos no oficiales, en los últimos tres años y medio en Siria han muerto más de 170,000 personas. Por si esto no bastara, la Organización Mundial de la Salud ha dado a conocer que 36 niños de Siria han sido víctimas de la poliomielitis y 800,000 están en riesgo de contraerla porque viven en zonas donde la guerra hace imposible realizar las vacunaciones.

En pleno siglo XXI seguimos padeciendo esas guerras inexplicables que devastan sobre todo a los más pobres. Cada régimen será juzgado por sus leyes y por la forma en que las ejercen, por acción o por omisión.

Los Romanos Pontífices han insistido en los últimos años en que el nuevo nombre de la paz es la justicia, y que la paz es una, o es de todos o de nadie. Esto debería movernos a no permanecer indiferentes, una oración, una carta a las Embajadas podrían ser la diferencia, pequeña, pero efectiva.

 

Pbro. Filiberto Cruz Reyes
Publicado en el periódico «Diócesis de Querétaro» el 27 de julio de 2014