CELEBRACIÓN EUCARÍSTICA III DOMINGO DE CUARESMA, CON MOTIVO DEL DÍA DE LA FAMILIA, SANTA IGLESIA CATEDRAL

Santa Iglesia Catedral, Ciudad Episcopal, Santiago de Querétaro, 04 de marzo de 2018.

 

La mañana del domingo 04 de marzo de 2018, Mons. Faustino Armendáriz Jiménez, Obispo de la Diócesis de Querétaro, Presidió la Celebración Eucarística en la Santa Iglesia Catedral, con motivo del “Dia de la Familia”. Concelebraron esta Santa Misa, el Pbro. Jaime Gutiérrez Jiménez (Presidente Diocesano de la Pastoral para la Familia, Juventud, Laicos y Vida), Pbro. Efraín Issasi  Cano (Presidente Diocesano de la dimensión Juvenil), Pbro. Mauricio Ruiz Reséndiz (Presidente Diocesano de la Dimensión Laicos), Pbro. Javier Coellar Ríos (Presidente Diocesano de la dimensión Vida), Pbro. Rafael Gavidia Arteaga, y M.I Sr. Cango. J. Gpe. Martínez Osornio.

Celebró la presencia de los miembros, de todas las dimensiones de la Pastoral de la Familia, Juventud, Laicos y Vida (CODIFAJULAVI), así como de las familias congregadas en esta Santa Iglesia Catedral.

En su Homilía, Mons. Faustino Armendáriz, dijo:

“El bien de la familia es decisivo para el futuro del mundo y de la Iglesia:”

«Queridas familias, bienvenidas a esta Celebración. Creo que todos los que han vivido esta experiencia de vivir en familia, y previo han recorrido un camino de preparación en el noviazgo, en su mente y en su corazón es que se casan para ser felices., por tanto la familia la podemos definir como un lugar para ser feliz, un espacio de felicidad, pero también un lugar donde la felicidad y la alegría van de la mano recorriendo un camino donde los papas junto con los hijos se van amando cada día más, desde la fórmula del matrimonio, en que los esposos dan su sí definitivo, desde ahí comienza una aventura donde la pareja no va caminando sola, si no Dios es quien está en el corazón de esta nueva Familia, y esto nos alegra hoy, por eso nos saludamos diciendo: ¡FELIZ DÍA DE LA FAMILIA!”

“Es precisamente en el evangelio de este domingo donde el evangelista nos presenta el relato conocido tradicionalmente como la purificación del templo, el cual en nuestra actualidad esto debe ser el exordio para nuestras familias, para purificar lo que acontece y nos daña en el seno de cada una de ellas, rencores, envidias, malos entendidos, etc. Y esta Cuaresma es el tiempo preciso porque tiene toda esta motivación y este objetivo, para llegar a vivir la alegría de la Pascua, y es aquí donde el apóstol San Juan nos ubica en que temporada del año se realiza este acontecimiento: Cuando se acercaba la pascua de los judíos. Es importante notar la mención intencionada de la ‘pascua de los judíos’ Pues en toda la Escritura no se encuentra esta distinción; la Pascua es la fiesta del Señor, por tanto, la mención de la fiesta es peyorativa pues la antigua Pascua instituida en el Éxodo, era una fiesta en honor del Señor, en donde el pueblo era el protagonista y donde se revivía el acontecimiento fundante que había dado paso a la liberación. La fiesta que los judíos celebraban en tiempos de Jesús no era ya la Pascua del Señor sino una fiesta manipulada (cf Mal 2,1-3) de la cual quedaba sólo una fachada del sentido original, pues el pueblo había vuelto a la esclavitud. Prueba de esto es que Jesús al llegar el templo no encuentra gente que busque a Dios, ni a una comunidad reedificada por saberse liberada y constituida el Pueblo de Dios, sino que por el contrario lo que se encuentra es el comercio, el lucro y la opresión.

 “El santo tiempo de Cuaresma es una oportunidad para reflexionar en nuestra manera de vivir. Ojalá que podamos hacer un espacio en nuestras vidas agitadas por las responsabilidades cotidianas para dejarnos interpelar por la Palabra de Jesús. Su Mensaje nos invita siempre a descubrir el auténtico sentido de la vida; pues no todo lo que bulle en nuestro interior es justo y digno. No dejemos que nuestro corazón y nuestra mente se llenen de ‘mercaderes y cambistas’ que buscan hacer negocio sin escrúpulos, que compran y venden sin principios ni dignidad, que se pasan por la vida regateando y engañando y hasta expoliando al prójimo. La limpieza, la purificación y la conversión son costosas, no en vano en griego se utiliza el mismo verbo para referirse a la educación y al castigo. Ante una situación aberrante y caótica, es necesario el látigo, es decir el dolor se brota del esfuerzo. No tengamos miedo a continuar con decisión y seriedad nuestro camino de conversión. Amén.”

 Concluyo diciendo a todos los fieles: «fomentemos la oración en nuestras familias, para poder resistir todos estos ataques egoístas de una cultura individualista exagerada, que quieren deformar el principal núcleo de la sociedad. Encomendemos nuestras tareas diarias y a nuestros hijos, a la intercesión de la Sagrada Familia de Nazareth, para no ser indiferentes ante las necesidades de nuestra sociedad, pero, sobre todo ante las necesidades que laceran a la familia.»

 Al termino de la Celebración, Mons. Faustino impartió la bendición a los participantes en esta Santa Eucaristía, y se tomó la foto del recuerdo con las familias ahí reunidas, mismas que se dispusieron a ir a la marcha por la familia que inicio en la Plaza Mariano de las Casas, para  concluir en Plaza de Armas, en donde hubo varias actividades para  que todas las familias pudieran convivir y recrearse.