Conquista, pacificación y evangelización de la Sierra Gorda

Desde el Siglo XVI los padres agustinos habían establecido varias misiones en la Sierra; en 1537 los agustinos enviaron a cristianizar a los indígenas de la Sierra Alta, así llamada la cordillera de elevadísimas cumbres de los estados de Hidalgo y Veracruz, donde no habían incursionado misioneros franciscanos ni dominicos. Fray Juan de Sevilla y Fray Antonio de Roa fueron piedras fundamentales de la Iglesia organizada en forma de Diócesis de Tulancingo, Huejutla y Valles.

El clérigo Luis Gómez se hizo Ermitaño Agustino para dedicarse a la Evangelización de los entonces caníbales chichimecas de la Sierra Gorda en el año de 1549; trabajo mucho y convirtió a muchos de aquellos soberbios bárbaros que comían carne humana; siempre anduvo a pie subiendo y bajando, hambriento pues sus anfitriones sólo se alimentaban de la cacería, pero logró que lo amaran, lo obedecieran y lo veneraran.

Cuando Fray Alonso de la Veracruz fue prior provincial de la Provincia del Santo Nombre de Jesús de México «fundó el Convento de Xilitla frontera de chichimecas en el año de 1550. «País de Sierras muy fragosas de temple cálido y los indios muy bárbaros, toda su experiencia era el arco y flecha».

Los AGUSTINOS DEL CONVENTO DE XILITLA hacían correrías por el Lobo, Tilaco, Tancoyol; Landa, Jalpan, Conca y hasta un lugar llamado Hueyacapulco; en esos parajes construían jacales para el culto y la doctrina, para cocinar y comerse sus alimentos y para el natural reposo.

En el pueblo de Jalpan, se establecieron los misioneros agustinos. Los indomables jonaces y pames, genéricamente llamados chichimecas hicieron muy azarosa su misión y la construcción de algún conjunto conventual no perecedero, reduciendo sus edificaciones a jacales con muros de adobe y techos de zacate, fecundando solamente esta región con la sangre de tres frailes mártires. Dos años más tarde, un cacique llamado Lohomabe de Tanchaycha con los indios de Tancoyol quemó los jacales de Jalpan y ahí mato a los frailes: FRAY FRANCISCO DE PERALTA, FRAY AMBROSIO DE MONTESINOS, Y FRAY ALONSO DE LA FUENTE, juntamente con varios indígenas cristianos. Los edificios incendiados eran de adobe y tejas de tejamanil.

Los agustinos, no se intimidaron con los frecuentes asaltos chichimecas, sino más bien estimulados con el martirio de sus hermanos, y ayudados económicamente del encomendero Luis de Carbajal, se dice que levantaron una Iglesia y un monasterio de cal y canto, con la amplitud y solidez de su estilo arquitectónico, los agustinos hicieron lo mismo en Concá, la Barranco y, probablemente, en Ahuacatlán.